Encontrados 86 resultados para: Baal

  • Así extirpó Jehú a Baal de Israel. (II Reyes 10, 28)

  • El pueblo entero fue al templo de Baal y lo destruyeron; hicieron pedazos los altares y sus imágenes, mataron delante de los altares a Matán, sacerdote de Baal. Después, el sacerdote Yehoyadá puso guardias en el templo del Señor (II Reyes 11, 18)

  • Abandonaron todos los preceptos del Señor, su Dios, se hicieron dos becerros de bronce fundido y un cipo sagrado y adoraron a todos los astros del cielo y a Baal. (II Reyes 17, 16)

  • Reconstruyó las colinas que su padre Ezequías había destruido; levantó altares a Baal, y un cipo sagrado, como había hecho Acaz, rey de Israel; adoró a todos los astros del cielo y les rindió culto. (II Reyes 21, 3)

  • El rey ordenó al sumo sacerdote Jelcías, al sacerdote segundo y a los guardianes de la puerta sacar fuera del templo del Señor todos los utensilios del culto de Baal, de Aserá y de los astros del cielo; los quemó a las afueras de Jerusalén en los campos del Cedrón y llevó sus cenizas a Betel. (II Reyes 23, 4)

  • Luego suprimió los sacerdotes idólatras que los reyes de Judá habían instituido y que habían quemado incienso en las colinas, en las ciudades de Judá y en los aledaños de Jerusalén; suprimió también a los que habían quemado incienso a Baal, al sol, a la luna, a los planetas y todos los astros del cielo. (II Reyes 23, 5)

  • Murió Saúl y le sucedió Baal Janán, hijo de Acbor. (I Crónicas 1, 49)

  • Murió Baal Janán y le sucedió Hodad; su ciudad se llamaba Pani y su mujer Mehetabel, hija de Matred de Mezahab. (I Crónicas 1, 50)

  • Y todos los pueblos de sus términos hasta Baal. Éstos fueron los lugares que habitaron y sus genealogías. (I Crónicas 4, 33)

  • Micá, Reayas, Baal (I Crónicas 5, 5)

  • Belá, hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel. Rubén fue quien se estableció en Aroer, extendiéndose hasta Nebo y Baal Meón. (I Crónicas 5, 8)

  • Los hijos de la media tribu de Manasés se establecieron en la región que se extiende entre Basán y Baal Hermón, el Sanir y el monte de Hermón. Eran numerosos. (I Crónicas 5, 23)


“O verdadeiro servo de Deus é aquele que usa a caridade para com seu próximo, que está decidido a fazer a vontade de Deus a todo custo, que vive em profunda humildade e simplicidade”. São Padre Pio de Pietrelcina