Encontrados 475 resultados para: Espíritu

  • mis siervos cantarán con corazón jubiloso, mientras vosotros gemiréis con el corazón afligido, y aullaréis, oprimidos en vuestro espíritu. (Isaías 65, 14)

  • Esto dice el Señor: Voy a suscitar contra Babilonia y contra los habitantes de Leb-Camay el espíritu de un exterminador. (Jeremías 51, 1)

  • ¡Afilad las flechas, llenad las aljabas! El Señor ha excitado el espíritu del rey de los medos y su plan contra Babilonia es destruirla; ésta es la venganza del Señor, la venganza por su templo. (Jeremías 51, 11)

  • Decían a sus madres: "¿Dónde está el pan y el vino?", mientras caían como heridos en las plazas de la ciudad y exhalaban su espíritu en el regazo de sus madres. (Lamentaciones 2, 12)

  • Abre los ojos y mira, que no son los muertos en el abismo, aquellos cuyo espíritu fue separado de sus entrañas, los que celebran tu gloria y tu justicia, (Baruc 2, 17)

  • Oh Señor todopoderoso, Dios de Israel, un alma angustiada, un espíritu abatido es el que clama a ti. (Baruc 3, 1)

  • Cada cual marchaba de frente. Iban donde el espíritu los impulsaba, sin volverse de espaldas en su marcha. (Ezequiel 1, 12)

  • Iban hacia donde los impulsaba el espíritu; y las ruedas también se elevaban, porque el espíritu de los seres estaba en las ruedas. (Ezequiel 1, 20)

  • Cuando andaban ellos, andaban las ruedas; y cuando se paraban ellos, se paraban también las ruedas; cuando ellos se elevaban de la tierra, se elevaban también ellas, porque el espíritu de los seres estaba en las ruedas. (Ezequiel 1, 21)

  • Al decirme esto, el espíritu entró en mí, me hizo tenerme en pie y pude escuchar a aquel que me hablaba. (Ezequiel 2, 2)

  • Entonces el espíritu me arrebató y oí detrás de mí el ruido de una gran trepidación, mientras la gloria del Señor se levantaba de su sitio; (Ezequiel 3, 12)

  • El espíritu me levantó y me arrebató; iba yo amargado, con el ánimo lleno de excitación, mientras la mano del Señor pesaba fuertemente sobre mí. (Ezequiel 3, 14)


“Lembre-se de que você tem no Céu não somente um pai, mas também uma Mãe”. São Padre Pio de Pietrelcina