Encontrados 475 resultados para: Espíritu
En seguida entró en mí el espíritu y me hizo tenerme en pie, me habló y me dijo: "Anda, enciérrate en tu casa. (Ezequiel 3, 24)
Alargó una especie de mano, me agarró por los cabellos y el espíritu me elevó entre la tierra y el cielo y me llevó, en visiones divinas, a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que da al norte, allí donde estaba situado el ídolo que provoca los celos. (Ezequiel 8, 3)
Cuando ellos se paraban, se paraban también las ruedas; y cuando los querubines se elevaban, se elevaban con ellos las ruedas, pues el espíritu del ser viviente estaba con ellas. (Ezequiel 10, 17)
Después el espíritu me elevó y me llevó a la puerta oriental del templo del Señor, que da a levante; allí, en la entrada de la puerta, estaban veinticinco hombres, entre los cuales vi a Yazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Banayas, jefes del pueblo. (Ezequiel 11, 1)
Y el espíritu del Señor cayó sobre mí y me dijo: "Di: Esto dice el Señor: Vosotros habéis dicho esto, oh casa de Israel; conozco la insolencia de vuestro espíritu. (Ezequiel 11, 5)
Les daré un solo corazón e infundiré en ellos un espíritu nuevo; quitaré de su pecho el corazón de carne (Ezequiel 11, 19)
Entonces el espíritu se levantó y me llevó en visión, en el espíritu de Dios, a Caldea, donde los deportados. Después desapareció de mí la visión que había contemplado. (Ezequiel 11, 24)
Esto dice el Señor Dios: ¡Ay de los profetas insensatos, que siguen su propio espíritu y no ven nada! (Ezequiel 13, 3)
Libraos de todos los pecados que habéis cometido contra mí, formaos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué queréis morir, casa de Israel? (Ezequiel 18, 31)
Esto dice el Señor Dios: "Porque los filisteos han actuado por espíritu de venganza y se han vengado, llena el alma de odio, exterminando a impulsos de una enemistad de siglos, (Ezequiel 25, 15)
Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo; quitaré de vuestro cuerpo el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. (Ezequiel 36, 26)
Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que viváis según mis preceptos, observando y guardando mis leyes. (Ezequiel 36, 27)