Encontrados 127 resultados para: Esperanza

  • estabais en otro tiempo sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a las alianzas, sin esperanza de la promesa y sin Dios en el mundo; (Efesios 2, 12)

  • Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido llamados. (Efesios 4, 4)

  • Con viva esperanza confío en que en nada seré defraudado, sino que con toda seguridad, como siempre, también ahora Jesucristo será glorificado en mi cuerpo, sea por la vida, sea por la muerte. (Filipenses 1, 20)

  • por la esperanza de lo que os está reservado en los cielos, de la que ya oísteis hablar por la palabra de la verdad del evangelio (Colosenses 1, 5)

  • siempre que perseveréis sólidamente cimentados en la fe y estables e inconmovibles en la esperanza del evangelio que oísteis, el que ha de ser predicado a toda criatura bajo el cielo, y del que yo, Pablo, he sido elegido ministro. (Colosenses 1, 23)

  • a quienes Dios quiso descubrir cuál es la riqueza sublime de este secreto entre los paganos, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria, (Colosenses 1, 27)

  • Sin cesar presentamos a Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, la eficacia de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo. (I Tesalonicenses 1, 3)

  • con la esperanza de que su Hijo Jesús, al que él resucitó de entre los muertos, vuelva del cielo y nos libre del desastre inminente. (I Tesalonicenses 1, 10)

  • Y es que, ¿quién es en verdad nuestra esperanza, nuestro gozo, nuestra corona de gloria delante de nuestro Señor Jesucristo en el día de su venida? ¿Quién sino vosotros? (I Tesalonicenses 2, 19)

  • Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos, para que no os aflijáis como los que no tienen esperanza. (I Tesalonicenses 4, 13)

  • Por el contrario, nosotros, hijos del día, seamos sobrios; revistámonos de la coraza de la fe y del amor, cubriéndonos con el yelmo de la esperanza de la salvación. (I Tesalonicenses 5, 8)

  • Y que el mismo Señor Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y por su gracia nos ha dado un consuelo eterno y una hermosa esperanza, (II Tesalonicenses 2, 16)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina