Encontrados 72 resultados para: Multitud

  • Y el resto de Jacob será, en medio de la multitud de los pueblos, como rocío que viene del Señor, como lluvia sobre la hierba, que no aguarda a los hombres ni espera nada de los mortales. (Miqueas 5, 6)

  • Entonces el resto de Jacob será entre las naciones, en medio de la multitud de los pueblos, como el león entre las fieras de la selva, como el leoncillo entre los rebaños de ganado menor, que pasa, pisotea y arrebata sin que nadie pueda arrancar su presa. (Miqueas 5, 7)

  • rumor de caballería que avanza, espadas que flamean, lanzas fulgurantes, multitud de heridos, montones de muertos, cadáveres sin cuento en los que al andar se tropieza: (Nahún 3, 3)

  • Sus discípulos le contestaron: "Ves que la multitud te apretuja, ¿y dices que quién te ha tocado?". (Marcos 5, 31)

  • Pues si el mismo David le llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?". Y la multitud lo escuchaba con sumo gusto. (Marcos 12, 37)

  • Y en seguida se unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: (Lucas 2, 13)

  • Al oír el ruido, la multitud se reunió y se quedó estupefacta, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. (Hechos 2, 6)

  • porque era un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud se unió al Señor. (Hechos 11, 24)

  • El letrado logró calmar a la multitud y dijo: "Efesios, ¿quién puede ignorar que la ciudad de los efesios es la guardiana de la gran Diana y de su estatua caída del cielo? (Hechos 19, 35)

  • sabed que el que hace volver a un pecador de su camino equivocado le salva de la muerte y hace desaparecer una multitud de pecados. (Santiago 5, 20)

  • En mi visión oí la voz de una multitud de ángeles que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos; eran miles de miles, millones de millones. (Apocalipsis 5, 11)

  • Después de esto oí en el cielo la voz de una gran multitud que decía: ¡Aleluya! La victoria, la gloria y el poder a nuestro Dios, (Apocalipsis 19, 1)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina