Encontrados 452 resultados para: Primer Libro de Samuel

  • Se reunieron en Mispá, sacaron agua y la derramaron ante el Señor, ayunaron aquel día y dijeron: "Hemos pecado contra el Señor". Y Samuel fue juez de los israelitas en Mispá. (I Samuel 7, 6)

  • y dijeron a Samuel: "No dejes de rogar por nosotros al Señor, nuestro Dios, para que él nos salve de los filisteos". (I Samuel 7, 8)

  • Samuel tomó un cordero de leche y lo ofreció entero en holocausto al Señor. Samuel rogó al Señor por Israel, y el Señor le escuchó. (I Samuel 7, 9)

  • Mientras Samuel ofrecía el holocausto, los filisteos entablaron el combate contra Israel; pero aquel día el Señor tronó con gran aparato contra los filisteos, se apoderó el pánico de ellos y fueron derrotados por Israel. (I Samuel 7, 10)

  • Samuel puso una piedra entre Mispá y Yesaná, y la llamó Ben Ezer, diciendo: "Hasta aquí nos ha ayudado el Señor". (I Samuel 7, 12)

  • Los filisteos fueron derrotados. No volvieron a invadir el territorio de Israel, y la mano del Señor pesó sobre los filisteos durante toda la vida de Samuel. (I Samuel 7, 13)

  • Fueron devueltas a Israel las ciudades que le habían sido quitadas por los filisteos, desde Ecrón hasta Gat, e Israel libró su territorio de la mano de los filisteos. Además hubo paz entre Israel y los amorreos. (I Samuel 7, 14)

  • Samuel fue juez de Israel durante toda su vida. (I Samuel 7, 15)

  • Cuando Samuel se hizo viejo, constituyó jueces en Israel a sus hijos. (I Samuel 8, 1)

  • Por eso se reunieron todos los ancianos de Israel, fueron a Ramá a ver a Samuel, (I Samuel 8, 4)

  • A Samuel le desagradó que le dijesen: "Danos un rey para que nos gobierne", y se puso a invocar al Señor. (I Samuel 8, 6)

  • Pero el Señor dijo a Samuel: "Obedece la voz del pueblo en todo lo que te diga, porque no te han rechazado a ti, sino a mí, para que no reine sobre ellos. (I Samuel 8, 7)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina