Encontrados 83 resultados para: Venga

  • ¡Ay de vosotros los que habéis perdido la paciencia! ¿Qué haréis cuando el Señor venga a visitaros? (Eclesiástico 2, 14)

  • El que se venga será víctima de la venganza del Señor, que le pedirá cuenta rigurosa de sus pecados. (Eclesiástico 28, 1)

  • Métete entre las rocas, escóndete en el polvo ante el terror del Señor, de su imponente majestad, cuando venga a hacer temblar la tierra. (Isaías 2, 10)

  • Se meterán en las grietas de las rocas, en los antros de la tierra ante el terror del Señor y su imponente majestad, cuando venga a hacer temblar la tierra. (Isaías 2, 19)

  • Se meterán en las grietas de las rocas y en los recodos de las peñas ante el terror del Señor y su imponente majestad, cuando venga a hacer temblar la tierra. (Isaías 2, 21)

  • hasta que yo venga y os lleve conmigo a un país como el vuestro, país de grano y mosto, país de pan y de viñas. (Isaías 36, 17)

  • Porque a todo aquel de la casa de Israel o de los extranjeros que viven en Israel que se aleje de mí y meta sus ídolos en su corazón, teniendo así ante los ojos el incentivo de su pecado, y venga luego al profeta para consultarme, yo mismo, el Señor, le daré respuesta. (Ezequiel 14, 7)

  • Sembrad simiente de justicia, recoged cosecha de amor, cultivad vuestro barbecho: ya es tiempo de buscar al Señor para que venga y os enseñe la justicia. (Oseas 10, 12)

  • El sol se cambiará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y glorioso. (Joel 3, 4)

  • El Señor es Dios celoso y vengador; el Señor se venga y se arma de ira, se venga el Señor de sus adversarios y se enfurece contra sus enemigos. (Nahún 1, 2)

  • ¡Ay del pastor infiel que abandona las ovejas! ¡Que la espada venga sobre su brazo y sobre su ojo derecho! ¡Que su brazo se seque y que su ojo derecho quede completamente ciego! (Zacarías 11, 17)

  • Él hará volver el corazón de los padres a los hijos y el corazón de los hijos a los padres, para que cuando yo venga no tenga que exterminar la tierra. (Malaquías 3, 24)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina