Encontrados 83 resultados para: Venga

  • Félix, que sabía detalladamente las cosas referentes al nuevo camino, les dio largas diciendo: "Cuando venga el comandante Lisias examinaré a fondo vuestra causa". (Hechos 24, 22)

  • Entonces, ¿por qué -como se nos calumnia y como afirman algunos que decimos nosotros- no hemos de hacer el mal para que venga el bien? La condenación de éstos es justa. (Romanos 3, 8)

  • Que cada uno se someta a las autoridades que están en el poder, porque no hay autoridad que no venga de Dios; y los que hay han sido puestos por Dios. (Romanos 13, 1)

  • Así pues, nada juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor, que iluminará los escondrijos de las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones del corazón, y entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca. (I Corintios 4, 5)

  • Que nadie le haga de menos; ayudadle para que continúe el viaje y venga a verme, pues los hermanos y yo estamos esperándole. (I Corintios 16, 11)

  • Que él fortalezca vuestros corazones en una santidad sin tacha ante Dios, nuestro Padre, para cuando venga Jesús, nuestro Señor, con todos los suyos. (I Tesalonicenses 3, 13)

  • Que no sea recién convertido, para que no le seduzca el orgullo y venga a caer en la condenación del diablo. (I Timoteo 3, 6)

  • Comportaos ejemplarmente en medio de los paganos, para que lo mismo que os calumnian como malhechores, al ver vuestras buenas obras glorifiquen a Dios el día que venga a visitarlos. (I Pedro 2, 12)

  • Ahora, hijos míos, permaneced unidos a Cristo, para que, cuando él venga, podamos sentirnos seguros y no nos avergoncemos de encontrarnos lejos de él en su venida. (I Juan 2, 28)

  • Son también siete reyes, de los cuales cinco han caído, uno vive y el otro no ha venido aún, pero cuando venga durará poco tiempo. (Apocalipsis 17, 10)

  • El Espíritu y la esposa dicen: "Ven". El que escuche, diga: "Ven". El que tenga sed, que venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida. (Apocalipsis 22, 17)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina