Encontrados 271 resultados para: comer maná

  • Moisés dijo a Aarón: "Toma un vaso, echa en él dos litros de maná y ponlo ante el Señor, a fin de conservarlo para nuestros descendientes". (Exodo 16, 33)

  • Los israelitas comieron el maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Lo comieron hasta que llegaron a los confines de la tierra de Canaán. (Exodo 16, 35)

  • Si un buey acornea a un hombre o a una mujer y mueren, el buey será sacrificado y su carne no se podrá comer, pero su amo será absuelto. (Exodo 21, 28)

  • Al día siguiente se levantaron temprano y ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación. El pueblo se sentó a comer y beber y se levantaron después para divertirse. (Exodo 32, 6)

  • sube a la tierra que mana leche y miel; pero yo no subiré en medio de ti, porque eres un pueblo de cabeza dura, y yo te aniquilaría por el camino". (Exodo 33, 3)

  • Moisés estuvo arriba con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y el Señor escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras. (Exodo 34, 28)

  • Todos los varones entre los hijos de Aarón lo podrán comer: es ley perpetua para vuestras generaciones. Todo el que lo toque quedará consagrado". (Levítico 6, 11)

  • No se podrá comer ninguna víctima de un sacrificio por el pecado, cuya sangre haya entrado en la tienda de la reunión para hacer el rito de absolución en el santuario: será quemada en el fuego". (Levítico 6, 23)

  • Todos los sacerdotes podrán comer de él, pero en lugar sagrado, pues es cosa santísima". (Levítico 7, 6)

  • La carne que haya tocado algo impuro, cualquier cosa que sea, no se podrá comer; deberá ser quemada. Cualquiera que esté puro podrá comer la carne; (Levítico 7, 19)

  • Animales acuáticos: podréis comer todos los que tienen aletas o escamas, sean de mar o de río. (Levítico 11, 9)

  • Entre éstos, podréis comer solamente aquellos cuyas patas les permitan saltar sobre la tierra. (Levítico 11, 21)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina