Encontrados 271 resultados para: comer maná

  • Cuando el rocío caía sobre el campo por la noche, caía también el maná. (Números 11, 9)

  • ¿Dónde encontraré yo carne para dar a todo este pueblo que llora a mi lado gritando: Danos carne para comer? (Números 11, 13)

  • Dirás al pueblo: Santificaos para mañana y comeréis carne, ya que os habéis quejado a los oídos del Señor, diciendo: ¡Quién nos diera carne para comer! ¡Estábamos mejor en Egipto! Pues bien, el Señor os dará carne para comer. (Números 11, 18)

  • Moisés respondió: "¿Seiscientos mil hombres de a pie cuenta el pueblo en medio del cual me encuentro, y tú dices: Yo les daré a comer carne durante un mes entero? (Números 11, 21)

  • Ésta fue la información: "Fuimos a la tierra a la que nos enviasteis. En verdad mana leche y miel; ved sus frutos. (Números 13, 27)

  • Si el Señor nos favorece, nos hará entrar en ella y nos la dará. Es una tierra que mana leche y miel. (Números 14, 8)

  • ¿No es bastante que nos hayas sacado de una tierra que mana leche y miel y nos hayas traído a este desierto de muerte, para que quieras todavía seguir tiranizándonos? (Números 16, 13)

  • ¡No es una tierra que mana leche y miel donde nos has traído! ¡No nos has dado en posesión ni campos ni viñas! ¿Crees que están ciegas estas gentes? ¡No, no iremos!". (Números 16, 14)

  • Os alimentaréis de cosas consagradas. Todo varón podrá comer de ellas. Serán para ti cosas santas. (Números 18, 10)

  • Te pertenecerá también lo que se reserva de las ofrendas de los israelitas que han sido hechas con el rito de presentación; te lo doy a ti y a tus hijos por estatuto perpetuo. Podrán comer todos los de tu casa siempre que estén puros. (Números 18, 11)

  • Las primicias, que habrán de traer al Señor de todos los productos de su tierra, serán tuyas; todos los de tu casa podrán comer de ellas con tal que estén puros. (Números 18, 13)

  • Lo podréis comer en cualquier lugar, vosotros y los vuestros: es el salario por vuestro servicio en la tienda de la reunión. (Números 18, 31)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina