Encontrados 207 resultados para: envió

  • Jonatán le envió a Antioquía tres mil hombres valientes. Cuando se presentaron ante el rey, éste se puso muy contento. (I Macabeos 11, 44)

  • Le envió una vajilla de oro y un servicio de mesa, autorizándolo a beber en copas de oro, a llevar la púrpura y el broche de oro. (I Macabeos 11, 58)

  • Jonatán, viendo que las circunstancias le eran favorables, escogió algunos hombres, que envió a Roma para confirmar y renovar la amistad con los romanos. (I Macabeos 12, 1)

  • Ya en otros tiempos Areios, vuestro rey, envió carta al sumo sacerdote Onías; una carta en la que declaraba que sois nuestros hermanos, como lo muestra la copia adjunta. (I Macabeos 12, 7)

  • Envió espías al campo enemigo, quienes al volver refirieron que los sirios habían resuelto atacar a los judíos durante la noche. (I Macabeos 12, 26)

  • Trifón envió el ejército y la caballería a Galilea y a la gran llanura para aniquilar a los partidarios de Jonatán. (I Macabeos 12, 49)

  • Envió los hijos y los tres mil cuatrocientos kilos de plata, pero Trifón faltó a la palabra y no puso en libertad a Jonatán. (I Macabeos 13, 19)

  • Simón envió a Demetrio algunos hombres escogidos para pedirle la inmunidad del país, pues toda la actividad de Trifón no era más que saqueos. (I Macabeos 13, 34)

  • Después de esto, Simón envió a Numenio a Roma con un gran escudo de oro que pesaba cuatrocientos cuarenta kilos de oro, para renovar el pacto con los romanos. (I Macabeos 14, 24)

  • Antíoco, hijo del rey Demetrio, envió desde las islas del mar a Simón, sumo sacerdote y jefe de los judíos, y a toda la nación (I Macabeos 15, 1)

  • Simón le envió dos mil hombres escogidos para ayudarle, con plata, oro y muchas armas. (I Macabeos 15, 26)

  • Envió a Atenobio, uno de sus amigos, para conferenciar con él y decirle: "Habéis ocupado Jafa, Guézer y la ciudadela de Jerusalén, ciudades de mi reino. (I Macabeos 15, 28)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina