Encontrados 922 resultados para: muerte al pecado

  • para éstos, olor de muerte que mata; para aquéllos, olor de vida que da vida. ¿Y quién está a la altura de tal misión? (II Corintios 2, 16)

  • Y si el ministerio de muerte, grabado en letras sobre piedras, fue glorioso hasta el punto que los israelitas no podían mirar fijamente al rostro de Moisés a causa del resplandor, que era pasajero, (II Corintios 3, 7)

  • llevamos siempre y por doquier en el cuerpo los sufrimientos de muerte de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nosotros. (II Corintios 4, 10)

  • Porque, viviendo, estamos siempre expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste también en nuestra carne mortal. (II Corintios 4, 11)

  • Así que la muerte actúa en nosotros, pero en vosotros la vida. (II Corintios 4, 12)

  • Al que no conoció pecado, le hizo pecado en lugar nuestro, para que nosotros seamos en él justicia de Dios. (II Corintios 5, 21)

  • como desconocidos, aunque conocidos; como moribundos, aunque estamos vivos; como castigados, aunque sin ser condenados a la muerte; (II Corintios 6, 9)

  • No lo digo para condenaros, pues acabo de decir que, para muerte o para vida, os tengo dentro de mi corazón. (II Corintios 7, 3)

  • La tristeza querida por Dios produce un arrepentimiento salvador, de la que no hay que lamentarse, mientras que la tristeza producida por el mundo engendra la muerte. (II Corintios 7, 10)

  • ¿Acaso cometí un pecado porque me humillé a mí mismo para ensalzaros a vosotros, predicándoos de balde el evangelio de Dios? (II Corintios 11, 7)

  • ¿Son ministros de Cristo? Voy a decir una locura: yo mucho más que ellos. Más en trabajos, más en prisiones; en palizas, inmensamente más; en peligros de muerte, muchas veces. (II Corintios 11, 23)

  • Pero si buscando ser justificados por Cristo resulta que somos pecadores, ¿será acaso Cristo ministro del pecado? De ninguna manera. (Gálatas 2, 17)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina