Encontrados 922 resultados para: muerte al pecado

  • Pero, según la Escritura, todo el mundo está bajo el pecado, para que la promesa de Dios se cumpla en los creyentes por la fe en Jesucristo. (Gálatas 3, 22)

  • nos dio vida juntamente con Cristo (pues habéis sido salvados por pura gracia) cuando estábamos muertos por el pecado, (Efesios 2, 5)

  • mientras que ahora, unidos a Cristo Jesús gracias a su muerte, los que antes estabais lejos, ahora estáis cerca. (Efesios 2, 13)

  • Con viva esperanza confío en que en nada seré defraudado, sino que con toda seguridad, como siempre, también ahora Jesucristo será glorificado en mi cuerpo, sea por la vida, sea por la muerte. (Filipenses 1, 20)

  • Pues para mí la vida es Cristo, y la muerte ganancia. (Filipenses 1, 21)

  • Me siento apremiado por ambas partes: por una, deseo la muerte para estar con Cristo, lo que es mejor para mí; (Filipenses 1, 23)

  • y, en su condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Filipenses 2, 8)

  • Cierto que enfermó y estuvo a las puertas de la muerte, pero Dios tuvo misericordia de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza. (Filipenses 2, 27)

  • a fin de conocerle a él y la virtud de su resurrección y la participación en sus padecimientos, configurándome con su muerte (Filipenses 3, 10)

  • ahora, en fin, os ha reconciliado completamente por la muerte de su cuerpo mortal, para presentaros limpios, inmaculados e irreprensibles ante su presencia, (Colosenses 1, 22)

  • al impedirnos predicar a los paganos para que se salven. Con lo cual van colmando la medida de su pecado. Pero el castigo de Dios está para caer pesadamente sobre ellos. (I Tesalonicenses 2, 16)

  • Y no fue Adán el engañado, sino Eva la que se dejó engañar y cayó en pecado. (I Timoteo 2, 14)


“É difícil tornar-se santo. Difícil, mas não impossível. A estrada da perfeição é longa, tão longa quanto a vida de cada um. O consolo é o repouso no decorrer do caminho. Mas, apenas restauradas as forças, é necessário levantar-se rapidamente e retomar a viagem!” São Padre Pio de Pietrelcina