Encontrados 291 resultados para: puerta abierta

  • Eliseo estaba sentado en su casa, con los ancianos que le rodeaban, cuando el rey le envió a un mensajero; pero antes de que el mensajero llegase, Eliseo había dicho a los ancianos: "¿Habéis visto cómo este hijo de asesino ha mandado a cortarme la cabeza? Mirad, cuando el mensajero llegue, cerrad la puerta y no le dejéis pasar. ¿No sentís el ruido de los pasos de su señor detrás de él?". (II Reyes 6, 32)

  • Entonces Eliseo dijo: "Escuchad la palabra del Señor. Esto dice el Señor: Mañana a estas horas, a la puerta de Samaría, quince kilos de flor de harina se conseguirán por una moneda de plata, y treinta kilos de cebada también por una moneda". (II Reyes 7, 1)

  • Cuatro leprosos estaban en la puerta de la ciudad, y se dijeron mutuamente: "¿Qué hacemos aquí esperando la muerte? (II Reyes 7, 3)

  • Fueron y gritaron a los centinelas de la puerta de la ciudad y les comunicaron la noticia de esta manera: "Hemos entrado en el campamento de los sirios y allí no hay nadie, ni se oye nada. No se ven más que caballos atados, asnos atados y tiendas intactas". (II Reyes 7, 10)

  • El rey había confiado la guardia de la puerta a aquel oficial sobre cuyo brazo solía apoyarse; pero el pueblo lo pisoteó en la puerta y murió, como había predicho el hombre de Dios cuando el rey bajó adonde él estaba. (II Reyes 7, 17)

  • En efecto, el hombre de Dios dijo al rey: "Mañana, a estas horas, en la puerta de Samaría, quince kilos de flor de harina o treinta de cebada valdrán una moneda de plata"; (II Reyes 7, 18)

  • Y así le sucedió. El pueblo lo pisoteó a la puerta y murió. (II Reyes 7, 20)

  • Al entrar Jehú por la puerta, ella dijo: "¿Está bien Zimrí, el asesino de su señor?". (II Reyes 9, 31)

  • Vino delante un mensajero a notificar a Jehú: "Han traído las cabezas de los hijos del rey". Y él ordenó: "Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta mañana por la mañana". (II Reyes 10, 8)

  • y el otro tercio que está en la puerta del sur y el tercio que guarda la puerta que está detrás de la escolta real, haréis la guardia del templo por turno; (II Reyes 11, 6)

  • La echaron y, al pasar por la puerta de las caballerizas en el palacio real, la mataron. (II Reyes 11, 16)

  • y reunió a los jefes de centuria, a los carios, a los de la escolta real y a todo el pueblo. Llevaron al rey del templo del Señor al palacio real, entrando por la puerta de la escolta regia, y el monarca se sentó sobre el trono de los reyes. (II Reyes 11, 19)


“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina