Encontrados 67 resultados para: tiendas

  • Se alejaron de la tienda de Coré, Datán y Abirán. Datán y Abirán habían salido, y estaban a la entrada de sus tiendas con sus mujeres, sus hijos y sus pequeños. (Números 16, 27)

  • ¡Qué bellas son tus tiendas, Jacob; qué bellas tus moradas, Israel! (Números 24, 5)

  • Y os pusisteis a murmurar así en vuestras tiendas: Porque nos odia, el Señor nos ha hecho salir de Egipto, para entregarnos en poder de los amorreos y hacernos morir en sus manos. (Deuteronomio 1, 27)

  • Ve y diles: Volveos a vuestras tiendas. (Deuteronomio 5, 30)

  • lo que hizo con Datán y Abirán, hijos de Eliab el rubenita, cuando se abrió la tierra y se los tragó con sus familias, sus tiendas y toda su dependencia a la vista de todo Israel. (Deuteronomio 11, 6)

  • La cocerás y la comerás en el lugar elegido por el Señor, tu Dios; y a la mañana siguiente volverás a tus tiendas. (Deuteronomio 16, 7)

  • De Zabulón dijo: ¡Suerte, Zabulón, en tus salidas, y tú, Isacar, en tus tiendas! (Deuteronomio 33, 18)

  • Ahora, puesto que el Señor, vuestro Dios, ha dado la paz a vuestros hermanos, como se lo había prometido, volveos e id a vuestras tiendas, a la tierra de vuestra heredad que os dio Moisés, siervo del Señor, en Transjordania. (Josué 22, 4)

  • Josué los bendijo, los despidió, y se fueron a sus tiendas. (Josué 22, 6)

  • Moisés había dado a la media tribu de Manasés un territorio en Basán; a la otra media se lo dio Josué en medio de sus hermanos, en Cisjordania. Y cuando Josué los envió a sus tiendas, los bendijo, (Josué 22, 7)

  • diciéndoles: "Volvéis a vuestras tiendas con grandes riquezas, con muchísimo ganado, con plata, bronce, oro, hierro y con muchos vestidos; repartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos". (Josué 22, 8)

  • Jéber, el quenita, se había separado de la tribu de Caín, de los hijos de Jobab, suegro de Moisés, y había plantado sus tiendas alrededor de la encina de Saananín, cerca de Cades. (Jueces 4, 11)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina