Salmos, 38
3. Pues tus flechas en mí se han clavado, y tu mano se ha cargado sobre mí.
3. Pues tus flechas en mí se han clavado, y tu mano se ha cargado sobre mí.
“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina