Gefunden 381 Ergebnisse für: Agua

  • Si dieras a conocer tu Nombre a tus contrarios, sería como llama que prende en las ramas secas o como el agua que borbotea en el fuego, y las naciones temblarían en tu presencia (Isaías 64, 1)

  • doble falta ha cometido mi pueblo: me ha abandonado a mí, que soy manantial de aguas vivas, y se han cavado pozos, pozos agrietados que no retendrán el agua. (Jeremías 2, 13)

  • Como se saca agua de un pozo, así brota de ella la maldad. Allí sólo se oye hablar de violencia e injusticia, y mis ojos están siempre viendo los golpes y el mal trato.» (Jeremías 6, 7)

  • «¿Por qué nos quedamos parados? Juntémonos, entremos en nuestras ciudades fortificadas para morir allí, pues Yavé, nuestro Dios, nos entrega a la muerte y nos da para tomar agua envenenada, porque hemos pecado contra él. (Jeremías 8, 14)

  • Por eso, así dice Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel: «Yo daré de comer ajenjo a este pueblo y les voy a dar de beber agua envenenada. (Jeremías 9, 14)

  • Yavé me dijo así: «Anda a comprarte un cinturón de lino y póntelo a la cintura, pero no lo metas al agua.» (Jeremías 13, 1)

  • Los ricos mandaron a los pobres a buscar agua; (Jeremías 14, 3)

  • ¿Por qué mi dolor no tiene fin y no hay remedio para mi herida? ¿Por qué tú, mi manantial, me dejas de repente sin agua? (Jeremías 15, 18)

  • Se asemeja a un árbol plantado a la orilla del agua, y que alarga sus raíces hacia la corriente: no tiene miedo de que llegue el calor, su follaje se mantendrá verde; en año de sequía no se inquieta, ni deja de producir sus frutos. (Jeremías 17, 8)

  • esperanza de Israel, Yavé, los que te traicionan serán confundidos. Los que se rebelan serán borrados del país, porque abandonaron el manantial de agua viva. (Jeremías 17, 13)

  • Esta es, por tanto, la sentencia de Yavé de los Ejércitos sobre estos profetas: Les daré como comida ajenjo, y como bebida agua envenenada, porque a partir de los profetas de Jerusalén la corrupción ha cundido por todo el país. (Jeremías 23, 15)

  • Entonces se apoderaron de Jeremías y lo echaron al pozo de Melquías, hijo del rey, situado en el patio de la guardia, bajándolo con cuerdas. En el pozo no había agua, sino puro fango, y Jeremías se hundió en el fango. (Jeremías 38, 6)


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