Gefunden 216 Ergebnisse für: Diciendo

  • Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. (Hagan esto en memoria mía.» (Evangelio según San Lucas 22, 19)

  • Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: «Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes»). (Evangelio según San Lucas 22, 20)

  • Pero él lo negó diciendo: «Mujer, yo no lo conozco.» (Evangelio según San Lucas 22, 57)

  • De nuevo Pedro lo negó diciendo: «Amigo, no sé de qué hablas.» Todavía estaba hablando cuando un gallo cantó. (Evangelio según San Lucas 22, 60)

  • La gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: «Si salvó a otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Mesías de Dios, el Elegido.» (Evangelio según San Lucas 23, 35)

  • diciendo: «Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» (Evangelio según San Lucas 23, 37)

  • Pero el otro lo reprendió diciendo: «¿No temes a Dios tú, que estás en el mismo suplicio? (Evangelio según San Lucas 23, 40)

  • pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos. (Evangelio según San Lucas 24, 29)

  • Jesús les habló de nuevo diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá luz y vida.» (Evangelio según San Juan 8, 12)

  • Al oír esto, uno de los guardias que estaba allí le dio a Jesús una bofetada en la cara, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?» (Evangelio según San Juan 18, 22)

  • Simón Pedro estaba calentándose al fuego en el patio, y le dijeron: «Seguramente tú también eres uno de sus discípulos.» El lo negó diciendo: «No lo soy.» (Evangelio según San Juan 18, 25)

  • Entonces Pedro, con los Once a su lado, se puso de pie, alzó la voz y se dirigió a ellos diciendo: «Amigos judíos y todos los que se encuentran en Jerusalén, escúchenme, pues tengo algo que enseñarles. (Hecho de los Apóstoles 2, 14)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina