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  • Si hemos muerto al pecado, ¿cómo volveremos a vivir en él? (Carta a los Romanos 6, 2)

  • Como ustedes saben, el hombre viejo que está en nosotros ha sido crucificado con Cristo. Las fuerzas vivas del pecado han sido destruidas para que no sirvamos más al pecado. (Carta a los Romanos 6, 6)

  • Así, pues, hay una muerte y es un morir al pecado de una vez para siempre. Y hay un vivir que es vivir para Dios. (Carta a los Romanos 6, 10)

  • Así también ustedes deben considerarse a sí mismos muertos para el pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. (Carta a los Romanos 6, 11)

  • No dejen que el pecado tenga poder sobre este cuerpo -¡es un muerto!- y no obedezcan a sus deseos. (Carta a los Romanos 6, 12)

  • No le entreguen sus miembros, que vendrían a ser como malas armas al servicio del pecado. Por el contrario, ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han vuelto de la muerte a la vida, y que sus miembros sean como armas santas al servicio de Dios. (Carta a los Romanos 6, 13)

  • El pecado ya no los volverá a dominar, pues no están bajo la Ley, sino bajo la gracia. (Carta a los Romanos 6, 14)

  • Si se entregan a alguien como esclavos, pasan a ser sus esclavos y obedecen sus órdenes, ¿no es así? Si ese dueño es el pecado, irán a la muerte, mientras que obedeciendo a la fe, alcanzarán una vida santa. (Carta a los Romanos 6, 16)

  • Así, pues, demos gracias a Dios, porque antes tenían como dueño al pecado, pero han obedecido de todo corazón a esa doctrina a la cual se han entregado. (Carta a los Romanos 6, 17)

  • Y, liberados del pecado, se hicieron esclavos del camino de justicia. (Carta a los Romanos 6, 18)

  • Cuando eran esclavos del pecado, se sentían muy libres respecto al camino de justicia. (Carta a los Romanos 6, 20)

  • Ahora, en cambio, siendo libres del pecado y sirviendo a Dios, trabajan para su propia santificación, y al final está la vida eterna. (Carta a los Romanos 6, 22)


“A meditação não é um meio para chegar a Deus, mas um fim. A finalidade da meditação é o amor a Deus e ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina