Gefunden 107 Ergebnisse für: Amonitas

  • Después de esto, cambiaré la suerte de los amonitas -oráculo del Señor-. (Jeremías 49, 6)

  • Tú trazarás el camino para que la espada llegue a Rabá de los amonitas, y a Judá, que tiene su plaza fuerte en Jerusalén. (Ezequiel 21, 25)

  • Y tú, hijo de hombre, profetiza. Tú dirás: Así habla el Señor acerca de los amonitas y de sus sarcasmos. Tú dirás: (Ezequiel 21, 33)

  • Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia los amonitas y profetiza contra ellos. (Ezequiel 25, 2)

  • Tú dirás a los amonitas: Escuchen la palabra del Señor: Así habla el Señor: Porque te has burlado de mi Santuario cuando fue profanado, de la tierra de Israel cuando fue devastada, y del pueblo de Judá cuando iba al destierro, (Ezequiel 25, 3)

  • Convertiré a Rabá en un pastizal de camellos y a las ciudades de los amonitas en un corral de ovejas: así ustedes sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 25, 5)

  • Los entregaré en posesión a los Orientales, junto con los amonitas, para que no quede ni el recuerdo de los amonitas entre las naciones, (Ezequiel 25, 10)

  • Entrará en el país de la Hermosura, y caerán millares de hombres, pero se librarán de su mano Edóm, Moab y el resto de los amonitas. (Daniel 11, 41)

  • Así habla el Señor: Por tres crímenes de los amonitas, y por cuatro, no revocaré mi sentencia. Porque abrieron el vientre de las embarazadas de Galaad, a fin de ensanchar su propio territorio, (Amós 1, 13)

  • Yo escuché los insultos de Moab y las injurias de los amonitas, cuando insultaron a mi pueblo y se engrandecieron a costa de su territorio. (Sofonías 2, 8)

  • Por eso, juro por mi vida -oráculo del Señor de los ejércitos, Dios de Israel- Moab quedará como Sodoma y los amonitas como Gomorra: un campo de cardos, una mina de sal, una tierra desolada para siempre. El resto de mi pueblo los saqueará, lo que quede de mi nación los heredará. (Sofonías 2, 9)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina