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Saúl le preguntó: "¿De quién eres hijo, muchacho?". David respondió: "Soy hijo de tu servidor Jesé, el de Belén". (I Samuel 17, 58)
Si tu padre nota mi ausencia, tú le dirás: ‘David me insistió para que lo dejara ir de una corrida hasta Belén, su ciudad, porque allí se celebra el sacrificio anual de toda la familia’. (I Samuel 20, 6)
Jonatán respondió a Saúl: "David me insistió para que lo dejara ir hasta Belén. (I Samuel 20, 28)
¡Mira, padre mío, sí, mira en mi mano el borde de tu manto! Si yo corté el borde de tu manto y no te maté, tienes que comprender que no hay en mí ni perfidia ni rebeldía, y que no he pecado contra ti. ¡Eres tú el que me acechas para quitarme la vida! (I Samuel 24, 12)
Joab y sus hombres se llevaron el cadáver de Asael y lo sepultaron en la tumba de su padre, que está en Belén. Después de caminar toda la noche, llegaron a Hebrón cuando despuntaba el día. (II Samuel 2, 32)
La mujer insistió: "¡Dígnese el rey pronunciar el nombre del Señor, tu Dios, para que el vengador de la sangre no aumente la desgracia, eliminando a mi hijo!". Entonces el rey declaró: "¡Por la vida del Señor, no caerá en tierra ni un solo cabello de tu hijo!". (II Samuel 14, 11)
Cuando se cortaba la cabellera -y lo hacía cada año, porque le resultaba demasiado pesada- el pelo cortado pesaba doscientos siclos, según la medida del rey. (II Samuel 14, 26)
El rey preguntó al cusita: "¿Está bien el joven Absalón?". El cusita respondió: "¡Que tengan la suerte de ese joven los enemigos de mi señor, el rey, y todos los rebeldes que buscan tu desgracia!". (II Samuel 18, 32)
Seba recorrió todas las tribus de Israel hasta Abel Bet Maacá, y todos los del clan de Bicrí se reunieron y también lo siguieron . (II Samuel 20, 14)
Pero los otros fueron a sitiarlo en Abel Bet Maacá y levantaron contra la ciudad un terraplén que llegaba al antemuro. Como toda la tropa que estaba con Joab se puso a socavar el muro para hacerlo caer, (II Samuel 20, 15)
Entonces la mujer habló en estos términos: "Antes se solía decir: ‘Que se consulte a los de Abel, y asunto concluido’. (II Samuel 20, 18)
Luego hubo otro combate contra los filisteos en Gob. Eljanán, hijo de Jaír, el de Belén, mató a Goliat, de Gat. El asta de la lanza de Goliat era gruesa como el palo grande de un telar. (II Samuel 21, 19)