Gefunden 315 Ergebnisse für: Cambio

  • Tú, en cambio, has obrado peor que todos tus predecesores; has ido a fabricarte otros dioses, ídolos de metal fundido, para provocar mi indignación, y me has arrojado a tus espaldas. (I Reyes 14, 9)

  • Entonces, el pueblo de Israel se dividió en dos: una mitad del pueblo siguió a Tibní, hijo de Guinat, para hacerlo rey; la otra mitad, en cambio, siguió a Omrí. (I Reyes 16, 21)

  • Ajab dijo a Nabot: "Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su valor en dinero". (I Reyes 21, 2)

  • Él le dijo: "Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse: ‘Véndeme tu viña o, si quieres, te daré otra a cambio’. Pero él respondió: ‘No te daré mi viña’". (I Reyes 21, 6)

  • Además, designó rey a Eliaquím, hijo de Josías, como sucesor de su padre, y le cambió su nombre por el de Joaquím. A Joacaz lo tomó prisionero y se lo llevó a Egipto, donde murió. (II Reyes 23, 34)

  • En ese tiempo, Nabucodono-sor, rey de Babilonia, se puso en campaña, y Joaquím le estuvo sometido durante tres años. Pero después cambió de actitud y se rebeló contra él. (II Reyes 24, 1)

  • El rey de Babilonia designó rey, en lugar de Joaquín, a su tío Matanías, a quien le cambió el nombre por el de Sedecías. (II Reyes 24, 17)

  • Los cuatro jefes de los porteros, en cambio, estaban de servicio permanentemente. Estos eran los levitas y tenían a su cargo las cámaras y los tesoros de la Casa de Dios. (I Crónicas 9, 26)

  • El Arca de Dios, en cambio, había sido llevada por David de Quiriat Iearim al lugar que él mismo le había preparado en Jerusalén, levantando allí una tienda de campaña para ella. (II Crónicas 1, 4)

  • El rey de Egipto designó a Eliaquím, hermano de Joacaz, rey de Judá y de Jerusalén, y le cambió su nombre por el de Joaquím. A su hermano Joacaz, Necao lo tomó prisionero y se lo llevó a Egipto. (II Crónicas 36, 4)

  • Yo, por mi parte, les respondí: "El Dios del cielo nos coronará con el éxito. Nosotros, sus servidores, nos pondremos a trabajar. Ustedes, en cambio, no tienen parte, ni derechos, ni recuerdos en Jerusalén". (Nehemías 2, 20)

  • Los primeros gobernadores que me habían precedido gravaban al pueblo, exigiéndole cada día pan y vino por valor de cuarenta siclos de plata, y también sus funcionarios tiranizaban al pueblo. Yo, en cambio, no obré de esa manera por temor a Dios. (Nehemías 5, 15)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina