Gefunden 333 Ergebnisse für: Construcción del Templo

  • Pero, cuando se desviaron del camino que les había señalado, fueron completamente exterminados en numerosos combates y deportados a una tierra extranjera: el Templo de su Dios fue arrasado hasta sus cimientos, y sus ciudades cayeron en poder de sus adversarios. (Judit 5, 18)

  • Por eso, hermanos, demos un buen ejemplo a nuestros hermanos, ya que su vida depende de nosotros, y lo más sagrado que tenemos, el Templo y el altar, también dependen de nosotros. (Judit 8, 24)

  • Entonces Judit se postró en tierra, esparció ceniza sobre su cabeza, puso al descubierto el sayal con que estaba ceñida e imploró al Señor en alta voz. Era la hora en que se ofrecía en Jerusalén, en el Templo de Dios, el incienso de la tarde. Judit dijo: (Judit 9, 1)

  • El pueblo prolongó los festejos durante tres meses delante del Templo de Jerusalén, y Judit permaneció con ellos. (Judit 16, 20)

  • Pero yo, por tu inmensa bondad, llegaré hasta tu Casa, y me postraré ante tu santo Templo con profundo temor. (Salmos 5, 8)

  • Pero el Señor está en su santo Templo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos observan el mundo, sus pupilas examinan a los hombres: (Salmos 11, 4)

  • Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y él escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos. (Salmos 18, 7)

  • Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo. (Salmos 27, 4)

  • La voz del Señor retuerce las encinas, el Señor arrasa las selvas. En su Templo, todos dicen: "¡Gloria!". (Salmos 29, 9)

  • Salmo. Canto para la Dedicación del Templo. De David. (Salmos 30, 1)

  • Nosotros evocamos tu misericordia en medio de tu Templo, Señor. (Salmos 48, 10)

  • Feliz el que tú eliges y atraes para que viva en tus atrios: ¡que nos saciemos con los bienes de tu Casa, con los dones sagrados de tu Templo! (Salmos 65, 5)


“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina