Gefunden 55 Ergebnisse für: Juez

  • y, después de invocar a Dios, el justo Juez, se dirigió contra los asesinos de sus hermanos; incendió el puerto durante la noche, prendió fuego a las embarcaciones e hizo perecer a los que se habían refugiado allí. (II Macabeos 12, 6)

  • Todos bendijeron el proceder del Señor, el justo Juez, que pone de manifiesto las cosas ocultas, (II Macabeos 12, 41)

  • Tú me preferiste para que fuera rey de tu pueblo y juez de tus hijos y de tus hijas. (Sabiduría 9, 7)

  • No aspires al cargo de juez, no sea que no puedas extirpar las injusticias o te dejes intimidar por un poderoso, y así pongas en peligro tu rectitud. (Eclesiástico 7, 6)

  • No entres en pleito con un juez: en razón de su dignidad, fallarán a su favor. (Eclesiástico 8, 14)

  • Porque el Señor es juez y no hace distinción de personas: (Eclesiástico 35, 12)

  • Pero no se los buscará para el consejo del pueblo ni tendrán preeminencia en la asamblea; no se sentarán en el tribunal del juez ni estarán versados en los decretos de la Alianza. (Eclesiástico 38, 33)

  • del delito ante un juez y un magistrado, y de la iniquidad ante la asamblea del pueblo; (Eclesiástico 41, 18)

  • Él será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. (Isaías 2, 4)

  • el soldado y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano, (Isaías 3, 2)

  • el trono será afianzado en la fidelidad y sobre él se sentará con lealtad, en la carpa de David, un juez celoso del derecho y dispuesto a hacer justicia. (Isaías 16, 5)

  • Porque el Señor es nuestro Juez, el Señor es nuestro Legislador, el Señor es nuestro Rey: él nos salvará. (Isaías 33, 22)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina