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"De acuerdo, le respondió David; ahora sabrás lo que hará tu servidor". "Muy bien, dijo Aquís a David; yo te haré para siempre jefe de mi guardia personal". (I Samuel 28, 2)
Entonces los jefes filisteos preguntaron: "¿Qué hacen aquí esos hebreos?". Aquís les respondió: "¿No ven que es David, el servidor de Saúl, rey de Israel? Ya hace uno o dos años que está conmigo, y no lo he sorprendido en ninguna falla, desde que se pasó a mi servicio hasta el día de hoy". (I Samuel 29, 3)
David dijo a Aquís: "¿Qué he hecho? ¿Has sorprendido a tu servidor en alguna falla, desde que entré a tu servicio hasta hoy, para que no pueda ir a combatir contra los enemigos de mi señor, el rey?". (I Samuel 29, 8)
"Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: ¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que yo la habite? (II Samuel 7, 5)
Y ahora, esto es lo que le dirás a mi servidor David: Así habla el Señor de los ejércitos: Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel. (II Samuel 7, 8)
Y como esto te pareció demasiado poco, también le has hecho una promesa a la casa de tu servidor, para un futuro lejano. ¿Es esto lo que haces habitualmente con los hombres, Señor? (II Samuel 7, 19)
¿Y qué más podría decirte David, si tú, Señor, conoces bien a tu servidor? (II Samuel 7, 20)
A causa de tu palabra y conforme a tu designio, tú has hecho esta gran obra, dándosela a conocer a tu servidor. (II Samuel 7, 21)
Y ahora, Señor Dios, confirma para siempre la palabra que has pronunciado acerca de tu servidor y de su casa, y obra conforme a lo que has dicho. (II Samuel 7, 25)
Que tu Nombre sea engrandecido para siempre, y que se diga: ‘¡El Señor de los ejércitos es el Dios de Israel!’. Y que la casa de David, tu servidor, esté bien afianzada delante de ti. (II Samuel 7, 26)
Porque tú mismo, Señor de los ejércitos, Dios de Israel, te has revelado a tu servidor, diciendo: ‘Yo te edificaré una casa’. Por eso tu servidor se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. (II Samuel 7, 27)
Ahora, Señor, tú eres Dios, tus palabras son leales y has prometido estos bienes a tu servidor. (II Samuel 7, 28)