Gefunden 100 Ergebnisse für: armas espirituales

  • Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, (Romanos 8, 38)

  • Lo hicieron espontáneamente, aunque en realidad, estaban en deuda con ellos. Porque si los paganos participaron de sus bienes espirituales, deben a su vez retribuirles con bienes materiales. (Romanos 15, 27)

  • Nosotros no hablamos de estas cosas con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino con el lenguaje que el Espíritu de Dios nos ha enseñado, expresando en términos espirituales las realidades del Espíritu. (I Corintios 2, 13)

  • Por mi parte, no pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a hombres carnales, como a quienes todavía son niños en Cristo. (I Corintios 3, 1)

  • Si nosotros hemos sembrado en ustedes bienes espirituales, ¿qué tiene de extraño que recojamos de ustedes bienes temporales? (I Corintios 9, 11)

  • Con relación a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que ustedes vivan en la ignorancia. (I Corintios 12, 1)

  • Procuren alcanzar ese amor, y aspiren también a los dones espirituales, sobre todo al de profecía. (I Corintios 14, 1)

  • Así, ya que ustedes ambicionan tanto los dones espirituales, procuren abundar en aquellos que sirven para edificación de la comunidad. (I Corintios 14, 12)

  • se siembran cuerpos puramente naturales y resucitarán cuerpos espirituales. Porque hay un cuerpo puramente natural y hay también un cuerpo espiritual. (I Corintios 15, 44)

  • con la palabra de verdad, con el poder de Dios; usando las armas ofensivas y defensivas de la justicia; (II Corintios 6, 7)

  • No, las armas de nuestro combate no son carnales, pero, por la fuerza de Dios, son suficientemente poderosas para derribar fortalezas. Por eso destruimos los sofismas (II Corintios 10, 4)

  • Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, (Efesios 1, 3)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina