Gefunden 126 Ergebnisse für: cincuenta

  • Luego Elías dijo al pueblo: "Como profeta del Señor, he quedado yo solo, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. (I Reyes 18, 22)

  • El rey envió a un oficial con sus cincuenta hombres para buscar a Elías. Cuando él subió a buscarlo, lo encontró sentado en la cumbre de la montaña, y le dijo: "Hombre de Dios, el rey ha dicho que bajes". (II Reyes 1, 9)

  • Elías respondió al oficial: "Si yo soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore, a ti y a tus cincuenta hombres". Y bajó fuego del cielo y lo devoró, a él y a sus cincuenta hombres. (II Reyes 1, 10)

  • El rey le volvió a enviar otro oficial con sus cincuenta hombres. Este tomó la palabra y dijo a Elías: "Hombre de Dios, así habla el rey: Baja en seguida". (II Reyes 1, 11)

  • Elías le respondió: "Si yo soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore, a ti y a tus cincuenta hombres". Y bajó fuego del cielo y lo devoró, a él y a sus cincuenta hombres. (II Reyes 1, 12)

  • El rey volvió a enviar a un tercer oficial con sus cincuenta hombres. El tercer oficial subió y, al llegar, se puso de rodillas frente a Elías y le suplicó, diciendo: "Hombre de Dios, por favor, que mi vida y la vida de estos cincuenta servidores tuyos tengan algún valor a tus ojos. (II Reyes 1, 13)

  • Ya ha bajado fuego del cielo y ha devorado a los dos oficiales anteriores con sus cincuenta hombres. Pero ahora, ¡que mi vida tenga algún valor a tus ojos!". (II Reyes 1, 14)

  • Cincuenta hombres de la comunidad de profetas fueron y se pararon enfrente, a una cierta distancia, mientras los dos estaban de pie a la orilla del Jordán. (II Reyes 2, 7)

  • y le dijeron: "Hay aquí, entre tus servidores, cincuenta hombres valientes. Deja que vayan a buscar a tu señor; tal vez el espíritu del Señor se lo llevó y lo arrojó sobre alguna montaña o en algún valle". Él replicó: "No envíen a nadie". (II Reyes 2, 16)

  • Pero ellos lo presionaron tanto, que terminó por decir: "¡Envíenlos de una vez!". Así enviaron a cincuenta hombres, que lo buscaron durante tres días, pero no lo encontraron. (II Reyes 2, 17)

  • Por eso el Señor no le dejó a Joacaz más que un ejército de cincuenta jinetes, diez carros de guerra y mil hombres de a pie. Porque el rey de Arám había hecho perecer a los demás, y los había reducido a polvo que se pisotea. (II Reyes 13, 7)

  • Tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jecolías, y era de Jerusalén. (II Reyes 15, 2)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina