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  • ¡aquí estoy contra ti! -oráculo del Señor de los ejércitos-. Te descubriré las faldas hasta el rostro, mostraré a las naciones tu desnudez y a los reinos tu infamia. (Nahún 3, 5)

  • ¿No proviene del Señor de los ejércitos que sólo para el fuego se fatiguen los pueblos y las naciones se extenúen por nada? (Habacuc 2, 13)

  • Por eso, juro por mi vida -oráculo del Señor de los ejércitos, Dios de Israel- Moab quedará como Sodoma y los amonitas como Gomorra: un campo de cardos, una mina de sal, una tierra desolada para siempre. El resto de mi pueblo los saqueará, lo que quede de mi nación los heredará. (Sofonías 2, 9)

  • Eso es lo que recibirán a cambio de su orgullo, porque han insultado al pueblo del Señor de los ejércitos, y se han engrandecido a costa de él. (Sofonías 2, 10)

  • Así habla el Señor de los ejércitos: Este pueblo dice: "Todavía no ha llegado el momento de reconstruir la Casa del Señor". (Ageo 1, 2)

  • Ahora bien, así habla el Señor de los ejércitos: ¡Consideren la situación en que se encuentran! (Ageo 1, 5)

  • Ustedes esperaban mucho y la cosecha fue escasa. Y yo aventé lo que ustedes habían llevado a su casa. ¿Por qué? -oráculo del Señor de los ejércitos-. A causa de mi Casa, que está en ruinas, mientras cada uno de ustedes se preocupa por la suya propia. (Ageo 1, 9)

  • Entonces el Señor despertó el espíritu de Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, el de Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo: ellos fueron y se pusieron a trabajar en el Templo de su Dios, el Señor de los ejércitos. (Ageo 1, 14)

  • ¡Ánimo, Zorobabel! -oráculo del Señor-. ¡Ánimo, Josué, hijo de Iehosadac, Sumo Sacerdote! ¡Ánimo, todo el pueblo del país! -oráculo del Señor-. ¡Manos a la obra! Porque yo estoy con ustedes -oráculo del Señor de los ejércitos- (Ageo 2, 4)

  • Porque así habla el Señor de los ejércitos: Dentro de poco tiempo, yo haré estremecer el cielo y la tierra, el mar y el suelo firme. (Ageo 2, 6)

  • Haré estremecer a todas las naciones: entonces afluirán los tesoros de todas las naciones y llenaré de gloria esta Casa, dice el Señor de los ejércitos. (Ageo 2, 7)

  • ¡Son míos el oro y la plata! -oráculo del Señor de los ejércitos-. (Ageo 2, 8)


“Deus ama quem segue o caminho da virtude.” São Padre Pio de Pietrelcina