Gefunden 421 Ergebnisse für: espada afilada

  • y sus poblados de tierra adentro serán aniquilados por la espada. Así se sabrá que yo soy el Señor. (Ezequiel 26, 6)

  • Él pasará por la espada a tus poblados de tierra adentro. Armará contra ti torres de asalto, elevará contra ti terraplenes y levantará contra ti sus escudos. (Ezequiel 26, 8)

  • Pisoteará todas tus calles con los cascos de sus caballos; matará a tu pueblo con la espada, y tus sólidos pilares se derrumbarán por tierra. (Ezequiel 26, 11)

  • yo traigo contra ti gente extranjera, las más feroces de las naciones: ellos desenvainarán la espada contra tu bella sabiduría, y profanarán tu esplendor. (Ezequiel 28, 7)

  • Enviaré la peste contra ella y la sangre correrá por sus calles; las víctimas caerán bajo la espada alzada contra ella de todas partes. Así se sabrá que yo soy el Señor. (Ezequiel 28, 23)

  • Por eso, así habla el Señor: Yo traigo contra ti una espada, y extirparé de ti a hombres y animales. (Ezequiel 29, 8)

  • La espada penetrará en Egipto, Cus se retorcerá de espanto, cuando caigan las víctimas en Egipto, cuando sean arrebatadas sus riquezas y derruidos sus cimientos. (Ezequiel 30, 4)

  • Cus, Put y Lud, toda esa mezcla de pueblos, y los libios, y los hijos del país de la Alianza, caerán con ellos bajo la espada. (Ezequiel 30, 5)

  • Así habla el Señor: Caerán los que sostienen a Egipto, se derrumbará su arrogante poderío: desde Migdol hasta Siene, todos caerán bajo la espada -oráculo del Señor-. (Ezequiel 30, 6)

  • Los jóvenes de On y de Pi Béset caerán bajo la espada y esas mismas ciudades irán al cautiverio. (Ezequiel 30, 17)

  • Hijo de hombre, yo quiebro el brazo del Faraón, rey de Egipto; y nadie lo cura dándole medicamentos y aplicándole un vendaje, para que se fortalezca y pueda empuñar la espada. (Ezequiel 30, 21)

  • Por eso, así habla el Señor: Aquí estoy contra el Faraón, rey de Egipto: yo quebraré sus dos brazos -el sano y el roto- y haré caer la espada de su mano. (Ezequiel 30, 22)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina