Gefunden 644 Ergebnisse für: hermanos

  • Hermanos, quiero que sepan que muchas veces intenté visitarlos para recoger algún fruto también entre ustedes, como lo he recogido en otros pueblos paganos; pero hasta ahora no he podido hacerlo. (Romanos 1, 13)

  • ¿Acaso ustedes ignoran, hermanos -hablo a gente que entiende de leyes- que el hombre está sujeto a la ley únicamente mientras vive? (Romanos 7, 1)

  • De igual manera, hermanos, por la unión con el cuerpo de Cristo, ustedes han muerto a la Ley, para pertenecer a otro, a aquel que resucitó a fin de que podamos dar frutos para Dios. (Romanos 7, 4)

  • Hermanos, nosotros no somos deudores de la carne, para vivir de una manera carnal. (Romanos 8, 12)

  • En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; (Romanos 8, 29)

  • Yo mismo desearía ser maldito, separado de Cristo, en favor de mis hermanos, los de mi propia raza. (Romanos 9, 3)

  • Hermanos, mi mayor deseo y lo que pido en mi oración a Dios es que ellos se salven. (Romanos 10, 1)

  • provocando los celos de mis hermanos de raza, con la esperanza de salvar a algunos de ellos. (Romanos 11, 14)

  • Hermanos, no quiero que ignoren este misterio, a fin de que no presuman de ustedes mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la totalidad de los paganos. (Romanos 11, 25)

  • Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. (Romanos 12, 1)

  • Por mi parte, hermanos, estoy convencido de que ustedes están llenos de buenas disposiciones y colmados del don de la ciencia, y también de que son capaces de aconsejarse mutuamente. (Romanos 15, 14)

  • Les ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchen junto conmigo, intercediendo ante Dios por mí, (Romanos 15, 30)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina