Gefunden 90 Ergebnisse für: huesos secos

  • La mano del Señor se posó sobre mí, y el Señor me sacó afuera por medio de su espíritu y me puso en el valle, que estaba lleno de huesos. (Ezequiel 37, 1)

  • Luego me hizo pasar a través de ellos en todas las direcciones, y vi que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos y estaban resecos. (Ezequiel 37, 2)

  • El Señor me dijo: "Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?". Yo respondí: "Tú lo sabes, Señor". (Ezequiel 37, 3)

  • Él me dijo: "Profetiza sobre estos huesos, diciéndoles: Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. (Ezequiel 37, 4)

  • Así habla el Señor a estos huesos: Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán. (Ezequiel 37, 5)

  • Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras profetizaba, se produjo un estruendo: hubo un temblor, y los huesos se juntaron unos con otros. (Ezequiel 37, 7)

  • Al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos. (Ezequiel 37, 8)

  • Luego el Señor me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: "Se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestra esperanza. ¡Estamos perdidos!". (Ezequiel 37, 11)

  • Los encargados de recorrer el país pasarán, y cuando alguno vea huesos humanos, pondrá una señal al lado de ellos, hasta que los sepultureros los entierren en el valle de Hamón Gog (Ezequiel 39, 15)

  • Luego el rey mandó traer a los hombres que habían acusado a Daniel y los hizo arrojar al foso de los leones, con sus hijos y sus mujeres. Y no habían llegado aún al fondo del foso, cuando ya los leones se apoderaron de ellos y les trituraron todos los huesos. (Daniel 6, 25)

  • Así habla el Señor: Por tres crímenes de Moab, y por cuatro, no revocaré mi sentencia. Porque él quemó los huesos del rey de Edóm hasta calcinarlos, (Amós 2, 1)

  • Sólo quedarán unos pocos fugitivos para sacar los huesos de la casa; y si se pregunta al que está en el fondo de la casa: "¿Hay alguien todavía contigo?", él responderá: "Nadie", y añadirá: "¡Silencio! ¡No hay que pronunciar ahora el nombre del Señor !". (Amós 6, 10)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina