Gefunden 552 Ergebnisse für: sabiduría de Salomón

  • Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y todo el mobiliario de la sala llamada Bosque del Líbano, de oro fino; no se usaba la plata, a la que en tiempos de Salomón no se la tenía en cuenta para nada. (I Reyes 10, 21)

  • El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría. (I Reyes 10, 23)

  • Todo el mundo trataba de ver a Salomón para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. (I Reyes 10, 24)

  • Salomón reunió también carros y caballos: llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos, que acantonó en las ciudades de guarnición y en Jerusalén, junto a él. (I Reyes 10, 26)

  • Los caballos de Salomón procedían de Musrí y de Cilicia. Los agentes del rey los adquirían en Cilicia, a un precio fijo. (I Reyes 10, 28)

  • El rey Salomón amó a muchas mujeres, además de la hija del Faraón: mujeres moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, (I Reyes 11, 1)

  • es decir, de esas naciones de las que el Señor había dicho a los israelitas: "No se unan a ellas, y que ellas no se unan a ustedes; seguramente les desviarán el corazón hacia otros dioses". Pero Salomón se enamoró de ellas. (I Reyes 11, 2)

  • Así, en la vejez de Salomón, sus mujeres les desviaron el corazón hacia otros dioses, y su corazón ya no perteneció íntegramente al Señor, su Dios, como el de su padre David. (I Reyes 11, 4)

  • Salomón fue detrás de Astarté, la diosa de los sidonios, y detrás de Milcóm, el abominable ídolo de los amonitas. (I Reyes 11, 5)

  • Fue entonces cuando Salomón erigió, sobre la montaña que está al este de Jerusalén, un lugar alto dedicado a Quemós, el abominable ídolo de Moab, y a Milcóm, el ídolo de los amonitas. (I Reyes 11, 7)

  • El Señor se indignó contra Salomón, porque su corazón se había apartado de él, el Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces (I Reyes 11, 9)

  • y le había prohibido ir detrás de otros dioses. Pero Salomón no observó lo que le había mandado el Señor. (I Reyes 11, 10)


“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina