Gefunden 164 Ergebnisse für: sacerdocio real

  • Una tarde, después que se levantó de la siesta, David se puso a caminar por la azotea del palacio real, y desde allí vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era muy hermosa. (II Samuel 11, 2)

  • Luego David dijo a Urías: "Baja a tu casa y lávate los pies". Urías salió de la casa del rey y le mandaron detrás un obsequio de la mesa real. (II Samuel 11, 8)

  • Joab atacó a Rabá de los amonitas y tomó la ciudad real. (II Samuel 12, 26)

  • Además, Salomón se ha sentado en el trono real, (I Reyes 1, 46)

  • entonces yo mantendré para siempre tu trono real sobre Israel, según se lo prometí a tu padre David, cuando dije: ‘Nunca faltará uno de tus descendientes sobre el trono de Israel’. (I Reyes 9, 5)

  • El Señor le suscitó a Salomón un adversario: Hadad, el edomita, de la estirpe real de Edóm. (I Reyes 11, 14)

  • Cuando Zimrí vio que la ciudad era tomada, entró en el torreón del palacio real, prendió fuego al palacio y así murió. (I Reyes 16, 18)

  • Atalía, la madre de Ocozías, al ver que había muerto su hijo, empezó a exterminar a todo el linaje real. (II Reyes 11, 1)

  • Después tomó a los centuriones, a los carios, a los guardias y a todo el pueblo del país; hicieron descender al rey de la Casa del Señor, y por el camino de la puerta de la Escolta, llegaron a la casa del rey. Joás se sentó en el trono real. (II Reyes 11, 19)

  • Cuando su poder real quedó plenamente afianzado, mató a los servidores que habían dado muerte al rey, su padre. (II Reyes 14, 5)

  • Pul, rey de Asiria, invadió el país, y Menajém le entregó mil talentos de plata, para que lo ayudara a afianzar en sus manos el poder real. (II Reyes 15, 19)

  • Pero en el séptimo mes, Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, que era de estirpe real, llegó con diez hombres, y ellos mataron a Godolías y a los judíos y caldeos que estaban con él en Mispá. (II Reyes 25, 25)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina