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Al oírlos, Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Josué, hijo de Josadac, se decidieron a reanudar la construcción de la Casa de Dios que está en Jerusalén, acompañados por los profetas de Dios que los apoyaban. (Esdras 5, 2)
El cuarto día, fueron pesados la plata, el oro y los utensilios en la Casa de nuestro Dios, y se entregó todo al sacerdote Meremot, hijo de Urías, y a Eleazar, hijo de Pinjás, junto a los cuales estaban los levitas Josabad, hijo de Josué, y Noadías, hijo de Binuí. (Esdras 8, 33)
Entre los miembros de las familias sacerdotales que se habían casado con mujeres extranjeras, estaban los siguientes: entre los hijos de Josué, hijo de Josadac, y entre sus hermanos: Maasías, Eliezer, Iarib y Guedalías. (Esdras 10, 18)
Junto a él, Ezer, hijo de Josué, jefe de Mispá, reparó otro sector, frente a la subida del Arsenal, en dirección del Ángulo. (Nehemías 3, 19)
Llegaron con Zorobabel, Josué, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvai, Nejúm y Baaná. Lista de los hombres del pueblo de Israel: (Nehemías 7, 7)
los hijos de Pajat Moab, es decir, los hijos de Josué y de Joab: 2.818; (Nehemías 7, 11)
Sacerdotes: los hijos de Iedaías, de la casa de Josué: 973; (Nehemías 7, 39)
Levitas: Los hijos de Josué, es decir, de Cadmiel y de los hijos de Hodvá: 74. (Nehemías 7, 43)
Josué, Baní, Serebías, Iamín, Acub, Sabtai, Hodías, Maaseías, Quelitá, Azarías, Jozabad, Janán y Pelaías -los levitas- exponían la Ley al pueblo, que se mantenía en sus puestos. (Nehemías 8, 7)
Toda la asamblea de los que habían vuelto del cautiverio hicieron chozas y habitaron en ellas. Desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta ese día, los israelitas no habían hecho nada igual. La alegría fue muy grande. (Nehemías 8, 17)
Sobre la tribuna de los levitas se levantó Josué, junto con Binuí, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní, y clamaron en alta voz al Señor, su Dios. (Nehemías 9, 4)
Luego los levitas Josué, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petajías dijeron: "¡Levántense, bendigan al Señor, su Dios, desde siempre y para siempre! Sea bendecido tu Nombre glorioso, que supera toda bendición y alabanza". (Nehemías 9, 5)