Gefunden 136 Ergebnisse für: Galaad

  • Allende el Jordán, Galaad se queda, y Dan, ¿por qué vive en naves extranjeras? Aser se ha quedado a orillas del mar, tranquilo en sus puertos mora. (Jueces 5, 17)

  • Tra él surgió Yaír, de Galaad, que fue juez de Israel veintidós años. (Jueces 10, 3)

  • Tenía treinta hijos que montaban treinta pollinos y tenían treinta ciudades, que se llaman todavía hoy los Aduares de Yaír, en el país de Galaad. (Jueces 10, 4)

  • Estos molestaron y oprimieron a los israelitas desde aquel año durante dieciocho años, a todos los israelitas que vivían en Transjordania, en el país amorreo de Galaad. (Jueces 10, 8)

  • Los ammonitas se concentraron y vinieron a acampar en Galaad. Los israelitas se reunieron y acamparon en Mispá. (Jueces 10, 17)

  • Entonces el pueblo, los jefes de Galaad, se dijeron unos a otros: «¿Quién será el hombre que emprenda el ataque contra los hijos de Ammón? El estará al frente de todos los habitantes de Galaad.» (Jueces 10, 18)

  • Jefté el galaadita, era un valiente guerrero. Era hijo de una prostituta. Y era Galaad el que había engendrado a Jefté. (Jueces 11, 1)

  • Pero la mujer de Galaad le había dado hijos, y crecieron los hijos de la mujer y echaron a Jefté diciéndole: « Tú no tendrás herencia en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer.» (Jueces 11, 2)

  • Y cuando los ammonitas estaban atacando a Israel, los ancianos de Galaad fueron a buscar a Jefté al país de Tob. (Jueces 11, 5)

  • Pero Jefté respondió a los ancianos de Galaad: «¿No sois vosotros los que me odiasteis y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué acudís a mí ahora que estáis en aprieto?» (Jueces 11, 7)

  • Los ancianos de Galaad replicaron a Jefté: «Por eso ahora volvemos donde ti: ven con nosotros; tú atacarás a los ammonitas y serás nuestro jefe y el de todos los habitantes de Galaad.» (Jueces 11, 8)

  • Jefté respondió a los ancianos de Galaad: «Si me hacéis volver para combatir a los ammonitas y Yahveh me los entrega, yo seré vuestro jefe.» (Jueces 11, 9)


“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina