Gefunden 60 Ergebnisse für: Llegue

  • cuando llegue, como huracán, vuestro espanto, vuestra desgracia sobrevenga como torbellino, cuando os alcancen la angustia y la tribulación. (Proverbios 1, 27)

  • No temerás el espanto repentino, ni cuando llegue la tormenta de los malos, (Proverbios 3, 25)

  • no sea que llegue a hartarme y reniegue, y diga: «¿Quién es Yahveh?». o no sea que, siendo pobre, me dé al robo, e injurie el nombre de mi Dios. (Proverbios 30, 9)

  • El ha hecho todas las cosas apropiadas a su tiempo; también ha puesto el mundo en sus corazones, sin que el hombre llegue a descubrir la obra que Dios ha hecho de principio a fin. (Eclesiastés 3, 11)

  • Yo la amé y la pretendí desde mi juventud; me esforcé por hacerla esposa mía y llegué a ser un apasionado de su belleza. (Sabiduría 8, 2)

  • La gracia de tu dádiva llegue a todo viviente, ni siquiera a los muertos les rehúses tu gracia. (Eclesiástico 7, 33)

  • No te entregues del todo a tu mujer, no sea que te llegue a dominar. (Eclesiástico 9, 2)

  • Haz bien al humilde y no des al impío; niégale su pan, no se lo des, para que no llegue con ello a dominarte. Pues un mal duplicado encontrarías por todos los bienes que le hubieres hecho. (Eclesiástico 12, 5)

  • hasta que yo llegue y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra de trigo y de mosto, tierra de pan y de viñas. (Isaías 36, 17)

  • Cerca está el que me justifica: ¿quién disputará conmigo? Presentémonos juntos: ¿quién es mi demandante? ¡que se llegue a mí! (Isaías 50, 8)

  • (y todas las naciones le servirán a él, a su hijo y al hijo de su hijo, hasta que llegue también el turno a su propio país - y le reducirán a servidumbre muchas naciones y reyes grandes -). (Jeremías 27, 7)

  • hasta que llegue el día de asolar a toda Filistea, y de raer a Tiro y a Sidón todo auxiliar fugado, porque va a asolar Yahveh a Filistea, residuo de la isla de Kaftor. (Jeremías 47, 4)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina