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  • Encontráronse, pues, con Moisés y Aarón, que les estaban esperando a la salida de su entrevista con Faraón, (Exodo 5, 20)

  • Por tanto, di a los hijos de Israel: Yo soy Yahveh; Yo os libertaré de los duros trabajos de los egipcios, os libraré de su esclavitud y os salvaré con brazo tenso y castigos grandes. (Exodo 6, 6)

  • «Ve a hablar con Faraón, rey de Egipto, para que deje salir a los israelitas fuera de su territorio.» (Exodo 6, 11)

  • tú le dirás cuanto yo te mande; y Aarón, tu hermano, se lo dirá a Faraón, para que deje salir de su país a los israelitas. (Exodo 7, 2)

  • Entonces dijo Yahveh a Moisés: «El corazón de Faraón es obstinado; se niega a dejar salir al pueblo. (Exodo 7, 14)

  • Preséntate a Faraón por la mañana, cuando vaya a la ribera. Le saldrás al encuentro a la orilla del Río, llevando en tu mano el cayado que se convirtió en serpiente. (Exodo 7, 15)

  • Y dijo Yahveh a Moisés: «Preséntate a Faraón y dile: Así dice Yahveh: "Deja salir a mi pueblo para que me dé culto." (Exodo 7, 26)

  • Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: «Pedid a Yahveh que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh.» (Exodo 8, 4)

  • Salieron Moisés y Aarón de la presencia de Faraón, invocó Moisés a Yahveh acerca de las ranas que afligían a Faraón, (Exodo 8, 8)

  • Los magos intentaron con sus encantamientos hacer salir mosquitos, pero no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y ganados. (Exodo 8, 14)

  • Yahveh dijo a Moisés: «Levántate muy de mañana, preséntate a Faraón cuando vaya a la ribera, y dile: Así dice Yahveh: "Deja salir a mi pueblo, para que me dé culto." (Exodo 8, 16)

  • Si no dejas salir a mi pueblo, mira que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que las casas de los egipcios y hasta el suelo sobre el cual están se llenarán de tábanos. (Exodo 8, 17)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina