Gefunden 157 Ergebnisse für: Moab

  • Hemos conocido la soberbia de Moab, demasiado orgulloso: su empaque, su vanidad, su arrogancia, sus huecas pretensiones. (Isaías 16, 6)

  • Por eso Moab gime por Moab; todos se lamentan por las tortas de uvas de Quir Jaréset, todos suspiran consternados. (Isaías 16, 7)

  • Mis entrañas por Moab se estremecen como un arpa; y mi corazón, por Quir Jaréset. (Isaías 16, 11)

  • Así ocurrirá que Moab se presentará, se cansará por las alturas; entrará a orar en su templo, y no logrará nada. (Isaías 16, 12)

  • Tal es el oráculo que el Señor pronunció hace tiempo contra Moab. (Isaías 16, 13)

  • Pero ahora el Señor dice: En tres años -tres años como los de un jornalero- el esplendor de Moab, con toda su enorme multitud, será humillado; y los supervivientes serán pocos, débiles e impotentes. (Isaías 16, 14)

  • Pues la mano del Señor reposa sobre esta montaña. Moab, en cambio, es pisoteado en su sitio, como se pisa la paja en el muladar. (Isaías 25, 10)

  • Egipto, Judá, Edón, Amón, Moab, todos los árabes que se rasuran las sienes y habitan en el desierto; porque todos estos pueblos son incircuncisos, pero toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón. (Jeremías 9, 25)

  • a Edón, a Moab, a Amón, (Jeremías 25, 21)

  • Luego se las enviarás al rey de Edón, al rey de Moab, al rey de los amonitas, al rey de Tiro y al rey de Sidón, por medio de los embajadores que han venido a Jerusalén cerca de Sedecías, rey de Judá. (Jeremías 27, 3)

  • Asimismo, los demás judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edón y en todos los otros países, en cuanto se enteraron de que el rey de Babilonia había dejado algunos judíos en Judá y de que había puesto al frente de ellos a Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, (Jeremías 40, 11)

  • Sobre Moab. Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: ¡Ay de Neb, que ha sido devastado! ¡Cubierta de vergüenza Quiriat Yearín, que ha sido tomada, avergonzada, en ruinas, la ciudadela! (Jeremías 48, 1)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina