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  • Ellos, enviados por la Iglesia, atravesaron Fenicia y Samaría, narrando la conversión de los paganos y causando un gran gozo a todos los hermanos. (Hechos 15, 3)

  • De repente se produjo tan gran terremoto que se conmovieron los cimientos de la cárcel; se abrieron todas las puertas de la cárcel y se soltaron las cadenas de todos. (Hechos 16, 26)

  • Muchos judíos abrazaron la fe, así como gran número de paganos, mujeres distinguidas y hombres. (Hechos 17, 12)

  • Esto se divulgó entre todos los habitantes de Éfeso, judíos y griegos; un gran temor se apoderó de todos ellos y se ensalzaba el nombre de Jesús, el Señor. (Hechos 19, 17)

  • Por entonces se produjo un gran motín a propósito del nuevo camino del Señor. (Hechos 19, 23)

  • No sólo hay peligro de que nuestra industria se desacredite, sino también de que sea tenido en nada el templo de la gran Diana y de que sea despojada de la majestad aquella a quien venera toda Asia y el orbe entero". (Hechos 19, 27)

  • El letrado logró calmar a la multitud y dijo: "Efesios, ¿quién puede ignorar que la ciudad de los efesios es la guardiana de la gran Diana y de su estatua caída del cielo? (Hechos 19, 35)

  • Al muchacho lo trajeron vivo, con gran consuelo para todos. (Hechos 20, 12)

  • El comandante se lo permitió. Pablo, puesto en pie sobre las escaleras, hizo ademán al pueblo con la mano, y se hizo un gran silencio. Entonces habló en lengua hebrea: (Hechos 21, 40)

  • Pero sucedió que cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente me envolvió un gran resplandor del cielo. (Hechos 22, 6)

  • Como no veía nada debido a aquel gran resplandor, entré en Damasco llevado de la mano de mis compañeros de viaje. (Hechos 22, 11)

  • Se produjo un gran alboroto. Algunos maestros de la ley de la parte de los fariseos se levantaron y afirmaron enérgicamente: "Nosotros no encontramos nada malo en este hombre. ¿Y si le ha hablado un espíritu o un ángel?". (Hechos 23, 9)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina