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  • Éste es un gran misterio, que yo aplico a Cristo y a la Iglesia. (Efesios 5, 32)

  • He sentido una gran alegría en el Señor porque habéis reavivado vuestros sentimientos por mí; vosotros los sentíais, pero no habíais tenido ocasión de manifestarlos. (Filipenses 4, 10)

  • Con todo ello, y principalmente por vuestra fe, nos habéis procurado un gran consuelo en medio de las presentes tribulaciones y congojas. (I Tesalonicenses 3, 7)

  • Los que desempeñan bien su ministerio consiguen gran honor y mucha seguridad en la fe en Cristo Jesús. (I Timoteo 3, 13)

  • mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que se nos ha prometido y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, (Tito 2, 13)

  • Convenía, en efecto, que aquel por quien y para quien todo fue hecho, queriendo llevar a la gloria un gran número de hijos, hiciese perfecto, mediante los sufrimientos, al jefe que debía guiarlos a la salvación. (Hebreos 2, 10)

  • Él, en los días de su vida mortal, presentó con gran clamor y lágrimas oraciones y súplicas al que podía salvarle de la muerte, y fue escuchado en atención a su obediencia; (Hebreos 5, 7)

  • No perdáis vuestra esperanza cierta, que tendrá una gran recompensa. (Hebreos 10, 35)

  • Precisamente por eso también nosotros, envueltos como estamos en una gran nube de testigos, debemos liberarnos de todo aquello que es un peso para nosotros y del pecado, que fácilmente nos seduce, y correr con perseverancia en la prueba que se nos propone, (Hebreos 12, 1)

  • Que el matrimonio sea tenido en gran honor y el lecho conyugal esté sin mancha, porque Dios juzgará a los lujuriosos y a los adúlteros. (Hebreos 13, 4)

  • El Dios de la paz, que por la sangre de la alianza eterna resucitó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesucristo, (Hebreos 13, 20)

  • Confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. La oración fervorosa del justo tiene un gran poder. (Santiago 5, 16)


“Deus ama quem segue o caminho da virtude.” São Padre Pio de Pietrelcina