6. y la manera como trató a Datán y a Abirón, los hijos de Eliab, el rubenita, cuando la tierra abrió sus fauces y los devoró junto con sus familias, sus carpas, y todos sus secuaces, en medio de todo Israel.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina