15. Incluso antes que se quemara la grasa, venía el servidor del sacerdote y decía a la persona que ofrecía el sacrificio: "Dale al sacerdote carne para asar; él no aceptará de ti carne cocida, sino sólo cruda".





“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina