6. Luego salió acompañada de dos de sus damas: una la sostenía suavemente, pues estaba tan débil que apenas podía tenerse en pie;





“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina