Found 56 Results for: Deseos

  • porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos. (Gálatas 5, 24)

  • Todos nosotros también nos comportábamos así en otro tiempo, viviendo conforme a nuestros deseos carnales y satisfaciendo las apetencias de la carne y nuestras malas inclinaciones, de manera que por nuestra condición estábamos condenados a la ira, igual que los demás. (Efesios 2, 3)

  • De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo dejándose arrastrar por los deseos engañosos, (Efesios 4, 22)

  • Estas doctrinas tienen una cierta apariencia de sabiduría por su «religiosidad», su «humildad» y su «desprecio del cuerpo», pero carecen de valor y sólo satisfacen los deseos de la carne. (Colosenses 2, 23)

  • Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría. (Colosenses 3, 5)

  • sin dejarse arrastrar por los malos deseos, como hacen los paganos que no conocen a Dios. (I Tesalonicenses 4, 5)

  • No inscribas, en cambio, a las viudas más jóvenes, porque cuando los deseos puramente humanos prevalecen sobre su entrega a Cristo, quieren casarse otra vez, (I Timoteo 5, 11)

  • Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, (Tito 2, 12)

  • Porque también nosotros antes éramos insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de los malos deseos y de toda clase de placeres, y vivíamos en la maldad y la envidia, siendo objeto de odio y odiándonos los unos a los otros. (Tito 3, 3)

  • sino que cada uno es tentado por sus malos deseos, que lo atraen y lo seducen. (Santiago 1, 14)

  • No piensen que la Escritura afirma en vano: El alma que Dios puso en nosotros está llena de deseos envidiosos. (Santiago 4, 5)

  • Como hijos obedientes, no procedan de acuerdo con los malos deseos que tenían antes, mientras vivían en la ignorancia. (I Pedro 1, 14)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina