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  • El primer Ángel fue y derramó su copa sobre la tierra, provocando una llaga maligna y dolorosa en todos los hombres que llevaban la marca de la Bestia y adoraban su imagen. (Apocalipsis 16, 2)

  • Y oí al Ángel de las aguas que decía: «Tú, el que es y el que era, el Santo, obras con justicia al castigarlos así: (Apocalipsis 16, 5)

  • El cuarto Ángel derramó su copa sobre el sol, y se le permitió quemar a los hombres con fuego: (Apocalipsis 16, 8)

  • El séptimo Ángel derramó su copa en el aire, y desde el Templo resonó una voz potente que venía del trono y decía: «Ya está». (Apocalipsis 16, 17)

  • Pero el Ángel me preguntó: «¿Por qué te extrañas? Yo te explicaré el misterio de la mujer, y de la Bestia que la lleva, la que tiene siete cabezas y diez cuernos. (Apocalipsis 17, 7)

  • Los ríos -continuó diciéndome el Ángel- a cuya orilla está sentada la Prostituta, son los pueblos, las multitudes, las naciones y las diversas lenguas. (Apocalipsis 17, 15)

  • Después vi que otro Ángel descendía del cielo con gran poder, mientras la tierra se iluminaba con su resplandor. (Apocalipsis 18, 1)

  • Y un Ángel poderoso tomó una piedra del tamaño de una rueda de molino y la arrojó al mar, diciendo: «Así, de golpe, será arrojada Babilonia, la gran Ciudad, y nunca más se la verá». (Apocalipsis 18, 21)

  • Después el Ángel me dijo: «Escribe esto: Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero». Y agregó: «Estas son verdaderas palabras de Dios». (Apocalipsis 19, 9)

  • Después vi a un Ángel que estaba de pie sobre el sol y gritaba con gran fuerza a todas las aves que volaban en el cielo: «Vengan a reunirse para el gran festín de Dios, (Apocalipsis 19, 17)

  • Luego vi que un Ángel descendía del cielo, llevando en su mano la llave del Abismo y una enorme cadena. (Apocalipsis 20, 1)

  • Luego midió la muralla: tenía setenta y dos metros, según la medida humana que utilizaba el Ángel. (Apocalipsis 21, 17)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina