Found 87 Results for: Escuchad

  • Ponte a la puerta del templo del Señor y publica allí esta palabra: Escuchad la palabra del Señor, vosotros todos, hombres de Judá, que entráis por esta puerta para adorar al Señor. (Jeremías 7, 2)

  • Ésta es la orden que les di: "Escuchad mi voz, y yo seré entonces vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo; seguid cabalmente el camino que os he prescrito para vuestra felicidad". (Jeremías 7, 23)

  • ¡Vosotras, mujeres, escuchad la palabra del Señor, reciban vuestros oídos la palabra de su boca! Enseñad a vuestras hijas esta elegía, decíos unas a otras esta lamentación: (Jeremías 9, 19)

  • Escuchad la palabra que os dirige el Señor, oh casa de Israel. (Jeremías 10, 1)

  • ¡Escuchad! ¡Ya llega la noticia! Un gran tumulto viene del norte a reducir las ciudades de Judá a un desierto, cobijo de chacales. (Jeremías 10, 22)

  • que yo impuse a vuestros padres el día en que los saqué de Egipto, horno de hierro, diciéndoles: Escuchad mi voz y poned por obra todo lo que yo os mando; entonces seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios (Jeremías 11, 4)

  • Y el Señor me dijo: "Publica por las ciudades de Judá y por las calles de Jerusalén este aviso: Escuchad las prescripciones de esta alianza y observadlas, (Jeremías 11, 6)

  • porque con insistencia advertí a vuestros padres desde el día en que los saqué de Egipto, y lo he repetido sin cesar hasta este día: ¡Escuchad mi voz! (Jeremías 11, 7)

  • Escuchad, haced caso, no seáis arrogantes: es el Señor el que habla. (Jeremías 13, 15)

  • Diles: Escuchad la palabra del Señor, reyes de Judá, y vosotros, judíos todos y habitantes de Jerusalén que pasáis por estas puertas. (Jeremías 17, 20)

  • Dirás: Escuchad la palabra del Señor, reyes de Judá, y vosotros, habitantes de Jerusalén. Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Voy a traer sobre este pueblo una desgracia tal que el que lo oiga se quedará aturdido; (Jeremías 19, 3)

  • Dirás a la casa real de Judá: Escuchad la palabra del Señor: (Jeremías 21, 11)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina