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  • "Pues yo -respondió él- soy soberano sobre la tierra, que mando tomar las armas y ejecutar los decretos reales". Pero no pudo llevar a cabo su bárbaro proyecto. (II Macabeos 15, 5)

  • el Macabeo, al ver la muchedumbre que tenía delante, el aparato de las diversas armas y su ferocidad, levantó las manos al cielo e invocó al Dios que hace maravillas; pues bien sabía que la victoria no depende de las armas, sino de aquel que la concede a quien ve digno de ella. (II Macabeos 15, 21)

  • Más vale la sabiduría que las armas de guerra, pero un solo error destruye mucho bien. (Eclesiastés 9, 18)

  • Porque pronto un hombre irreprochable vino como adalid, empuñando las armas de su propio ministerio, la oración y el incienso expiatorio, y resistió la cólera y puso fin al azote, mostrando así que era siervo tuyo. (Sabiduría 18, 21)

  • Venció la revuelta no con la fuerza del cuerpo ni con el empuje de las armas, sino que con la palabra desarmó al que los castigaba, alegando los juramentos y los pactos patriarcales. (Sabiduría 18, 22)

  • Enteraos, pueblos: ¡seréis aplastados! Prestad oído, tierras lejanas; tomad las armas: seréis aplastados; tomad las armas: seréis aplastados. (Isaías 8, 9)

  • También son perversas las armas del mentiroso. Tramas inicuas urde para perder a los humildes con mentiras, y a los pobres que reclaman su derecho. (Isaías 32, 7)

  • Pues yo he creado al herrero, que sopla el fuego de las brasas, y con su trabajo las armas produce; mas también al destructor para aniquilarlas. (Isaías 54, 16)

  • Esto dice el Señor, Dios de Israel: Yo haré volver atrás las armas que lleváis en vuestras manos y con las cuales combatís fuera de las murallas contra el rey de Babilonia y los caldeos que os tienen asediados, y las amontonaré en medio de esta ciudad. (Jeremías 21, 4)

  • El Señor ha abierto su arsenal y ha sacado las armas de su cólera, pues el Señor Dios todopoderoso va a actuar en el país de los caldeos. (Jeremías 50, 25)

  • No yacen con los héroes caídos de antiguo, que bajaron al abismo con sus armas de guerra, cuyas espadas les fueron puestas bajo la cabeza y los escudos debajo de sus huesos, porque el terror de los héroes campeaba en la tierra de los vivos. (Ezequiel 32, 27)

  • Entonces los habitantes de las ciudades de Israel saldrán fuera y prenderán fuego y quemarán las armas, escudos y paveses, arcos y flechas, mazas y lanzas; harán fuego con ello durante siete años. (Ezequiel 39, 9)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina