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las aves del cielo y los peces del mar, cuanto surca las sendas de las aguas. (Salmos 8, 9)
cambió en sangre sus aguas, y dio muerte a sus peces; (Salmos 105, 29)
El hombre no conoce su hora: como los peces que son apresados en la red fatal y como los pájaros que se enredan en el lazo, así los hombres se dejan enredar por el infortunio cuando de improviso cae sobre ellos. (Eclesiastés 9, 12)
Pues se acordaban todavía de lo ocurrido en su salida; cómo, en vez de producir ganados, la tierra produjo mosquitos y, en vez de peces, el río arrojó multitud de ranas. (Sabiduría 19, 10)
¿Por qué, cuando vine, no encontré a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Sería acaso mi brazo demasiado corto para libertar o me faltaría fuerza para salvar? Con una amenaza seco yo el mar, convierto los ríos en desierto; y sus peces, por falta de agua, se amustian y mueren de sed. (Isaías 50, 2)
Yo te pondré garfios en las quijadas, pegaré a tus escamas los peces de tus Nilos, de en medio de tus Nilos te sacaré con todos los peces de tus ríos pegados a tus escamas. (Ezequiel 29, 4)
Te arrojaré al desierto a ti y a todos los peces de tus Nilos. Caerás en campo abierto, no serás recogido ni enterrado; a las bestias de la tierra y a las aves del cielo te entregaré como pasto, (Ezequiel 29, 5)
Temblarán ante mí los peces del mar, los pájaros del cielo, los animales del campo, todos los reptiles que serpean sobre el suelo y todos los hombres de la superficie de la tierra. (Ezequiel 38, 20)
Por dondequiera que pase este río, todo ser viviente que en él se mueva vivirá; los peces serán muy abundantes, porque donde llegan estas aguas todo queda saneado; la vida prosperará donde llegue este río. (Ezequiel 47, 9)
A sus orillas vendrán numerosos pescadores; desde Engadí hasta Enegláyim será un tendedero de redes. Los peces serán muy abundantes, en sus diversas especies, como los peces del mar Mediterráneo. (Ezequiel 47, 10)
Por eso el país está de luto y todos sus habitantes desfallecen; hasta las bestias de los campos, las aves del cielo y los peces del mar desaparecen. (Oseas 4, 3)
Tú tratas a los hombres como a los peces del mar, como a los reptiles que no tienen amo. (Habacuc 1, 14)