Jueces, 8

La Biblia de Jerusalén

1 La gente de Efraím dijo a Gedeón: «¿Por qué has hecho esto con nosotros, no convocándonos cuando has ido a combatir a Madián?» Y discutieron con él violentamente.

2 El les respondió: «¿Qué he hecho yo en comparación de lo que habéis hecho vosotros? ¿No vale más el rebusco de Efraím que la vendimia de Abiézer?

3 Dios ha entregado a los jefes de Madián en vuestras manos, a Oreb y a Zeeb. ¿Qué he podido hacer yo en comparación con vosotros?» Con estas palabras que les dijo, se calmó su animosidad contra él.

4 Gedeón llegó al Jordán y lo pasó; pero él y los trescientos hombres que tenía consigo estaban agotados por la persecución.

5 Dijo, pues, a la gente de Sukkot: «Dad, por favor, tortas de pan a la tropa que me sigue, porque está agotada, y voy persiguiendo a Zébaj y a Salmunná, reyes de Madián.

6 Pero los jefes de Sukkot respondieron: «¿Acaso has sujetado ya las manos de Zébaj y Salmunná para que demos pan a tu ejército?»

7 Gedeón les respondió: «Bien; cuando Yahveh haya entregado en mis manos a Zébaj y a Salmunná, os desgarraré las carnes con espinas del desierto y con cardos.»

8 De allí subió a Penuel y les habló de igual manera. Pero la gente de Penuel le respondió como lo había hecho la gente de Sukkot.

9 El respondió a los de Penuel: «Cuando vuelva vencedor, derribaré esa torre.»

10 Zébaj y Salmunná estaban en Carcor con su ejército, unos 15.000 hombres, todos los que habían quedado del ejército de los hijos de Oriente. Los que habían caído eran 120.000 guerreros.

11 Gedeón subió por el camino de los que habitan en tiendas, al este de Nóbaj y de Yogbohá, y derrotó al ejército, cuando se creían ya seguros.

12 Zébaj y Salmunná huyeron. El los persiguió e hizo prisioneros a los dos reyes de Madián, Zébaj y Salmunná. Y destruyó todo el ejército.

13 Después de la batalla, Gedeón, hijo de Joás, volvió por la pendiente de Jares.

14 Habiendo detenido a un joven de la gente de Sukkot, le interrogó, y él le dio por escrito los jefes de Sukkot y los ancianos: 77 hombres.

15 Gedeón se dirigió entonces a la gente de Sukkot y dijo: «Aquí tenéis a Zébaj y Salmunná, a propósito de los cuales me injuriasteis diciendo: ¿Acaso has sujetado ya las manos de Zébaj y Salmunná para que demos pan a tus tropas agotadas?»

16 Tomó entonces a los ancianos de la ciudad y cogiendo espinas del desierto y cardos, desgarró a los hombres de Sukkot.

17 Derribó la torre de Penuel y mató a los habitantes de la ciudad.

18 Luego dijo a Zébaj y Salmunná: «¿Cómo eran los hombres que matasteis en el Tabor?» Ellos respondieron: «Se parecían a ti; cualquiera de ellos tenía la apariencia de un hijo de rey.»

19 Respondió Gedeón: «Eran mis hermanos, hijos de mi madre. ¡Vive Yahveh que, si los hubieseis dejado vivos, no os mataría!»

20 Y dijo a Yéter, su hijo mayor: «¡Levántate! ¡Mátalos!» Pero el muchacho no desenvainó la espada; no se atrevía, porque era todavía muy joven.

21 Zébaj y Salmunná dijeron entonces: «Levántate tú, hiérenos, porque según es el hombre es su valentía.» Gedeón se levantó, mató a Zébaj y a Salmunná y tomó las lunetas que sus camellos llevaban al cuello.

22 Los hombres de Israel dijeron a Gedeón: «Reina sobre nosotros tú, tu hijo y tu nieto, pues nos has salvado de la mano de Madián.»

23 Pero Gedeón les respondió: «No seré yo el que reine sobre vosotros ni mi hijo; Yahveh será vuestro rey.»

24 Y añadio Gedeón: «Os voy a pedir una cosa: que cada uno me dé un anillo de su botín.» Porque los vencidos tenían anillos de oro, pues eran ismaelitas.

25 Respondieron ellos: «Te los damos con mucho gusto.» Extendió él su manto y ellos echaron en él cada uno un anillo de su botín.

26 El peso de los anillos de oro que les había pedido, se elevó a 1.700 siclos de oro, sin contar las lunetas, los pendientes y los vestidos de púrpura que llevaban los reyes de Madián, ni tampoco los collares que pendían del cuello de sus camellos.

27 Gedeón hizo con todo ello un efod, que colocó en su ciudad, en Ofrá. Y todo Israel se prostituyó allí tras él y vino a ser una trampa para Gedeón y su familia.

28 Allí fue humillado Madián ante los israelitas, y no volvió a levantar cabeza. El país estuvo tranquilo cuarenta años, mientras vivió Gedeón.

29 Se fue, pues, Yerubbaal, hijo de Joás, y se quedó en su casa.

30 Gedeón tuvo setenta hijos, nacidos de él, pues tenía muchas mujeres.

31 Y la concubina que tenía en Siquem, le dio a luz también un hijo, a quien puso por nombre Abimélek.

32 Murió Gedeón, hijo de Joás, después de una dichosa vejez y fue enterrado en la tumba de su padre Joás, en Ofrá de Abiézer.

33 Después de la muerte de Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los Baales y tomaron por dios a Baal Berit.

34 Los israelitas olvidaron a Yahveh su Dios, que los había librado de la mano de todos los enemigos de alrededor.

35 No fueron agradecidos con la casa de Yerubbaal-Gedeón, por todo el bien que había hecho a Israel.




Versículos relacionados com Jueces, 8:

Los jueces 8 continúan la historia de Gideon después de su victoria sobre los madianitas. Sin embargo, en lugar de celebrar la victoria, Gideon se involucra en conflictos con las tribus de Efraín y Supote y el rey Zeba y Salmuna. Gideon finalmente muere, pero la paz se mantiene temporalmente en Israel. Aquí hay cinco versículos relacionados con los temas abordados en los jueces 8, excluyendo los versos del capítulo en sí:

Números 32:23: "Pero si no lo haces, estarás pecando contra el Señor, y puedes estar seguro de que tu pecado los encontrará". Este versículo habla sobre las consecuencias del pecado y cómo puede afectar a las personas con el tiempo. Las acciones de Gideon en los jueces 8 condujeron a conflictos que pueden considerarse pecaminosos, y el verso de los números muestra cómo el pecado puede tener consecuencias duraderas.

1 Samuel 8:6-7: "Pero cuando le pidieron a un rey, se los disgustó a Samuel, y él rezó al Señor. Y el Señor le dijo a Samuel: 'Asista a su pedido, pero los vamos solemnemente y les muestran y muestra y muestra ellos cómo gobernará el rey '". Este versículo muestra cómo el deseo de un líder terrenal puede ser tentador para el pueblo de Dios, incluso si eso significa alejarse de Dios. Gideon era un líder elegido por Dios, pero las tribus de Efraín y Supote querían un líder terrenal y cuestionaron el liderazgo de Gideon.

Proverbios 16:18: "El orgullo precede a la ruina; arrogancia, la caída". Este versículo habla sobre cómo el orgullo puede conducir a la caída. Gideon, en los jueces 8, puede considerarse arrogante en su victoria sobre los madianitas, lo que condujo a conflictos con las tribus de Efraín y Supote.

Colosenses 3:12: "Por lo tanto, tal como se elige de Dios, santo y amado, revisan la compasión, la bondad, la humildad, la mansidad y la paciencia". Este versículo habla sobre cómo debemos comportarse como el elegido de Dios, demostrando compasión, amabilidad, humildad, mansedumbre y paciencia. Gideon, en los jueces 8, puede haber perdido algunas de estas cualidades en sus conflictos con las tribus de Efraín y Supote.

2 Timothy 2:3-4: "Únete a mí en la misma mente que el sufrimiento como soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado de servicio está involucrado en los negocios de esta vida, porque su objetivo es satisfacer al que lo alistó". Este versículo habla sobre la importancia de mantener el enfoque en Dios y su misión en lugar de involucrarse en asuntos mundanos. Dios fue llamado por Dios para liderar a Israel, pero sus conflictos con las tribus de Efraín y Suke pueden considerarse distracciones de su misión divina.



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