Job, 30
18. Con violencia ha agarrado Dios mi manto, me ha aferrado como el cuello de mi túnica.
18. Con violencia ha agarrado Dios mi manto, me ha aferrado como el cuello de mi túnica.
“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina